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REVISTA

De monja a Miss Venezuela

Ivian Lunasol Sarcos lucha por ganar certamen de belleza
A sus 21 años, Ivian Lunasol quiere forjarse un camino en el modelaje internacional. Claro, sin olvidarse de Dios.
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De monja a Miss Venezuela

La belleza en Venezuela no es un asunto superficial ni banal. Es algo tan importante como el petróleo y el beisbol, un asunto de dignidad nacional y hasta de orgullo patrio. Símbolo de una nación como lo es Simón Bolívar.

Por años el país se ha enorgullecido de la belleza de sus mujeres –quizá las más hermosas del planeta– y pronto se armó toda una industria cuando cobró impulso y relevancia certámenes como los de Miss Universo y Miss Mundo.

Uno a uno fueron llegando los reconocimientos y con ellos aumentaba el nivel de exigencia para las concursantes que se preparaban con varios meses, sino años de anticipación. Clases de etiqueta, pasarela, maquillaje, vestuario, entre las cosas más “superficiales”. Idiomas, historia, cultura general, oratoria, baile y actuación, desde una perspectiva más profunda.    

Lo importante para la organización de Osmel Sousa era buscar a las Miss Perfecta aun si se tenía que hacer uso –o abuso- de las cirugías plásticas.

La estrategia ha sido un éxito hasta ahora, al punto que Venezuela ha dado más reinas de belleza que cualquier otro país del mundo a las que se les reconoce no solo por sus cualidades físicas, sino también profesionales.

Cientos, sino miles de jovencitas, postulan cada año para enlistarse en la carrera por el cetro de Miss Venezuela con la esperanza de cumplir sus sueños. Desde profesoras, modelos, ingenieras, amas de casa, hasta arquitectas, abogadas, actrices, etc.

EN BÚSQUEDA DEL FUTURO

Este año no ha sido la excepción; sin embargo, un nombre ha llamado la atención de los millones de venezolanos que siguen con avidez la elección de su nueva soberana: Ivian Lunasol Sarcos.

De apenas 21 años de edad, la joven es la primera ex monja que se presenta al concurso con la esperanza de ganar y hacerse un futuro en el competitivo y complejo mundo del modelaje internacional.

Representando al Estado de Amazonas, Ivian tiene una historia conmovedora. Según ha contado, a los ocho años quedó huérfana de padre y madre quienes murieron en un accidente automovilístico.

Para no quedar desamparada fue trasladada a un orfanato de monjas en la región de San Carlos en el estado Cojedes y vivió prácticamente toda su infancia en un mundo de claustro que solo la llevó a conocer el amor de Dios.

Creyendo que su vida ya estaba definida, a los 16 años inició sus estudios de noviciado que poco después encontró frustrante y una decepción. Y es que en su mente ya empezaba a surgir la curiosidad propia de los adolescentes por temas tan mundanos como la moda y las pasarelas.

“Veía Fashion TV y observaba a las modelos caminando por las pasarelas, con esa ropa y esos maquillajes y fue ahí cuando sentí curiosidad y me pregunté si me podía ir bien incursionando en ese mundo”, declaró la candidata en una entrevista al diario El Universal.

Aunque ella ahora trata no darle mucha importancia, lo cierto es que durante ese tiempo de definiciones, el sentimiento de culpa no la dejaba en paz. ¿Estaba haciendo bien a Dios dejando una eterna vida de plegaria por algo tan ‘impuro’ como el modelaje?, era la pregunta que más rondaba por su cabeza.

“Si iba a ser monja no podía tener ni uno por ciento de inseguridad. Hablé con la superiora una noche y le comenté: Hermana, creo que mi mundo es otro, me siento de esta manera y así no puedo dar este paso”, dijo la ex monja.

Fue después de mucho pensarlo que decidió abandonar su vida de claustro y empezar de cero. Dejó a las monjas, se mudó sola y se dedicó a trabajar para ganar algunos centavos. En menos de un año fue recepcionista de teléfono y vendedora de zapatos y ropa.

Su vida cambió radicalmente también cuando conoció en Caracas a Jesús Tovar, quien es su actual asesor y quien le presentó a Osmel Sousa, el “zar de la belleza venezolana” y actual director del concurso Miss Venezuela.

Para el concurso, Ivian Lunasol Sarcos ha tenido que despojarse de algunas prendas y mostrar un cuerpo que alguna vez consideró ‘impuro’. “Las monjas con las que me crié estaban sorprendidas por mis fotos en traje de baño pero creo que saben que es parte del concurso”, comentó.

Aunque algunos la creen la gran favorita luego de haber sido elegida el “rostro más bello” del certamen, otros creen que está utilizando su imagen y su vida personal –diferente a todas las demás– como un trampolín para ganar el concurso.

Una actitud nada santa de un ‘ex santa’ que dejó los hábitos por algo más terrenal y satisfactorio: la corona del Miss Venezuela, concurso que se realizará este 28 de octubre en la ciudad de Maracaibo y será trasmitido por la cadena Venevisión.

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