Cyrano de Bergerac en Lima

PROFUNDA HUMANIDAD

En un teatro lleno hace su aparición Cyrano de Bergerac cada noche, un personaje que tiene la enorme virtud de retratar aquello que todos sentimos como incómodo, inexacto, problemático, en su caso una gigante nariz. Una protuberancia que desfigura su capacidad de amar a la bella Roxana. Fealdad que supone un desafío a su inteligencia y orgullo.

Cyrano quiere a través de otro, Cyrano desea en la piel de un hombre que no es él, Cyrano logra besar sutilmente el aire que ella exhala... es así, irremediablemente el drama de esta obra, la vida de este hombre, que es más que una ficción, está marcada por la sombra y el desamor.

Una propuesta arriesgada y también desafiante es la que Chela De Ferrari y compañía proponen al celebrar siete años de continuo trabajo en La Plaza ISIL, esfuerzo que es digno de aplaudir por la constancia y oportunidad que significa tener obras clásicas interpretadas en otras latitudes en Lima.

La fascinación por las buenas historias clásicas y no tan clásicas es lo que distingue el sello de Chela De Ferrari, una mujer que se arriesga, y felizmente, el público siempre gana.

¿QUIÉN ES CYRANO REALMENTE?

Paul Vega encarna a Cyrano, en una actuación digna recordar. Después de verlo  durante casi tres horas, que es lo que dura la obra, haciendo gala de una prolija exactitud en el manejo del texto, de los versos, con una memoria admirable y sobre todo una sensibilidad a flor de piel... y gracia, es seguro que este personaje lo perseguirá de ahora en adelante.

Con una prótesis en el rostro simulando la enorme nariz, Paul Vega se convierte en un Cyrano no solo sensitivo, sino ferozmente talentoso y enamorado. Traspasa la distancia del tiempo en la fue escrita esta obra permitiéndonos recibir el mensaje claro y limpio, renovado. La trascendencia de la palabra que este poderoso texto encierra se hubiera estancado si es que el actor idóneo no la hubiera cobijado.

Poesía pura, versos y más versos acompasados con chistes y desventuras que una fiel versión reencarna para que el teatro en Lima sea contagiante, nutritivo y profesional. Desde la escenografía hasta las hojas secas que caen como danzando desde un cielo imaginario en la última escena, la producción refleja la intención de dar un espectáculo de alta calidad y respeto. Y eso se lleva uno al salir de la sala, un respeto absoluto por la obra y por los actores que tienen la dicha de ejecutar una pieza tan especial.

Paul Vega en Cyrano ama a Melania Urbina en Roxana, su delicada figura y rostro de pequeña damita pícara enamorada complementan a la perfección el cuadro de contraste que la nariz propone. Con solo un acercamiento entre ambos personajes las diferencias que plantea el argumento saltan a la vista y al corazón ¿Cómo puede Cyrano ser amado por una belleza como Roxana? ¿Qué hacer para disimular su enorme fealdad?

Cyrano enfrenta la burla y el escarnio con rudeza y valor, es un espadachín que no se amilana, es un soldado que lucha y pelea hasta por placer. Se hace de enemigos gratuitos con sus versos y los enfrenta sin aparente temor. Es un bravucón para muchos pero indudable poeta, y es así, bañado de palabras que conquista el alma de su amada.

Palabras que atraviesan el cuerpo de otro hombre, Christian, interpretado por Rodrigo Sánchez Patiño, un hombre mucho más bello y tonto. En una dupla perfecta de seducción él es el rostro, el beso... y Cyrano la hondura del sentimiento.

Acompañados de los extraordinarios actores Miguel Iza en el rol de De Guiche, el eterno afanador de Roxana; Ricardo Velásquez; Pietro Sibille; Carlos Cano y Norka Ramírez. La experiencia de estos profesionales se mezcla en una simbiosis ideal y saludable para el teatro con la frescura de Anneliese Fiedler, Alonso Cano, entre otros jóvenes actores y actrices que conforman el compacto elenco de 17 personas cada noche en La Plaza ISIL en Larcomar.

SIN PREJUICIOS, SIN PAUSAS

Algo convierte a Cyrano en una obra inagotable y es la capacidad de generar empatía con cada ser humano que la ve, porque no existe alguien que no haya sentido un complejo alguna vez. Difícilmente la perfecta autoestima viene al nacer, se va construyendo en el tiempo, con los años se van superando las trabas, las taras emocionales, las falencias físicas para percibirnos en nuestra real dimensión.

Como seres totalizadores, capaces de encontrar otros caminos para llegar a la felicidad, a la complacencia, a la paz. La nariz de Cyrano es el símbolo de la obra, el gancho de la trama; sin embargo, la fortaleza de su temperamento y la hondura de sus palabras son los verdaderos protagonistas.

En un universo que cada vez más se queda sin palabras, escuchar y procesar estos versos ha resultado un ejercicio para el alma, un estímulo para la memoria, un compromiso con la esencia.

Hasta el 18 de diciembre en el teatro La Plaza ISIL, Cyrano de Bergerac los espera para conmover esas fibras dormidas y revivir la pasión que el teatro despierta, en esta especial ocasión, despertando las palabras que laten dentro de nosotros, siempre.