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REVISTA

La Hamburguesa

Un alto en el camino
Muy pocos pueden negar que una hamburguesa no se cruzó en sus caminos alterando dietas o complaciendo antojos. Hechas de carne molida, con una sazón muy particular de quienes las preparan, forman parte de un sándwich, que, gracias a un sinnúmero de acompañantes obtendrán nombres, gustos y precios diferentes...
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La Hamburguesa

¿Quién, alguna vez, no ha detenido su distraída marcha en una esquina cualquiera en la que un grupo de personas esperaban su turno para ser atendidas, mientras la hirviente plancha de metal exponía hamburguesas humeantes e inflados panes calentándose en el fogón aguardando las combinaciones a las que serán sometidos?

¿Quién en sus más afiebrados antojos no se ha parado frente al mostrador de algún fast food citadino, esperando ser llamado por su nombre para llevar a su mesa el almuerzo fugaz del día?

¿Qué estudiante mirando las pocas monedas de sus bolsillos, no ha elegido una hamburguesa dentro de un pan sencillo, con una solitaria rodaja de tomate y el sabor fresco de una lechuga, como el sostén de su largo día, entre libros y tareas?

¿Cuántos de nosotros, en un momento de debilidad, frente al llamado casi agónico de desterrar la comida chatarra, hemos sucumbido ante los aromas de carnes, entre quesos, tocinos o huevos y con el remordimiento como invitado, le hemos dado más de un mordisco a la hamburguesa más cercana que hayamos tenido?

O finalmente, entre tanta interrogante, ¿quién ha sido lo suficientemente firme y le ha negado alguna vez la hamburguesa deseada al pequeño de la casa, que además esgrime a su favor, que obtendrá algún pequeño juguete en una de esas ofertas que los adultos no terminamos de digerir?

A lo largo de nuestras vidas, la hamburguesa ha sido acompañante de mil y un aventuras, que podríamos seguir describiendo a modo de cuestionamientos. Nos ha visto crecer y hemos crecido con ella. Y su simpleza nos ha conquistado, ha sido cómplice de nuestras horas de estudio, el mejor de los paliativos antes de entrar a la discoteca de moda, ha caminado con nosotros en las calles y en los quioscos y cuando nos hemos hecho adultos, se ha detenido a nuestro paso para entrar en la formalidad de los llamados combos.

Se dice que la hamburguesa llegó de Estados Unidos con estas cadenas que ahora invaden el mundo de cabo a rabo. La “occidentalización del planeta” se mide por la cantidad de restaurantes con denominaciones de fast food y que con “características marketeras”, han llegado a países como China o Japón.

Sin embargo, creemos que la hamburguesa tiene un poco de cada país. La simpleza de su preparación se sofistica con los acompañamientos y los nombres rimbombantes que se deciden darles, obedeciendo los objetivos publicitarios para los que fueron creados.

EL CIELO ES EL LÍMITE  

De esa hamburguesa proveniente de la sartén de mamá, hecha con carne molida, sal, pimienta, cebolla, aceite y perejil, muy poco queda, antes de encontrarnos con la hamburguesa de esquina, esa que con el paso de los años, se ha convertido en una industria formal de hacer hamburguesas. 

Hay leyendas urbanas, con mucho de cruda realidad, que han satanizado la esencia de esa torreja de carne, convirtiéndola en un elemento altamente dañino para la salud. Todo en exceso es malo, incluso el agua, reflexionamos.

Sin embargo, pese a las contraindicaciones sobre su consumo y a la variedad de alternativas que existen como reemplazo de su sabor, la hamburguesa sigue gozando de las preferencias de grandes y chicos.  Prueba de ello son los innumerables establecimientos, formales e informales que las venden desde un sol hasta 15 soles; hamburguesas, con su respectivo plus, como se estila en nuestras ciudades.

Muy pocos conciben la idea de un pan con hamburguesa sin algún otro añadido, que realce su sabor, le de nuevos gustillos o la llene de color.  Desde la fresca ensalada de lechuga y tomate, que pedimos en abundancia, para contrarrestar nuestra culpa; hasta las cremas multicolores, con harto ají –de por medio- para imprimirle ese sabor muy nuestro. Probablemente, nuestra imaginación no tendría límites, si de enumerar acompañantes para la hamburguesa, tratara nuestra misión.

LA CULTURA DE LA HAMBURGUESA

Ya no podemos hablar de la hamburguesa como un alimento independiente de otros elementos que suelen acompañarla; tampoco podemos hablar de ella, sin dejar de mencionar hábitos, costumbres, horarios y hasta las más versátiles variaciones que alrededor de ella conviven.

Las cadenas norteamericanas han impulsado la creación de cadenas peruanas y una sana competencia, con tiendas más pequeñas, que coexisten entre nosotros, a gran escala. Marcas y nombres, es lo que más abunda, cuando de hamburguesas se trata. Otra característica, es que la mayoría de estos lugares, no solo expenden esa torreja de carne molida acompañada de otros elementos. También hay chorizos, salchipapas, milanesas y pollo deshilachado, que completan el desfile de comida rápida, al que estamos sometidos por la moda, por el estrés, por la falta de tiempo y hasta por el antojo.

El marketing o las tendencias temáticas, predominan en la forma de promocionar y vender hamburguesas. Ingresan a través de nuestros sentidos en forma de pan y la publicidad las convierte en platos de fondo.  Hay cadenas que la promocionan en tacu tacu, a lo pobre, a la huachana y con ello nos venden gastronomía peruana. Muchos otros prefieren ir más allá y quebrando fronteras, nos las presentan francesas, mexicanas o alemanas. Un solo elemento adicional les otorga trascendencias internacionales.

El marketing no se puede cuestionar. Para vender, casi todo vale. Por ello decidimos mencionarles un lugar, que en poco tiempo se convirtió en cinco locales: Aviación, Barranco, San Borja, San Juan de Miraflores y Angamos tienen en Koko Lucho, una prueba de que la hamburguesa puede ser el pretexto para los emprendedores.

Jorge Luis Vargas comenzó a trabajar desde los 18 años en una conocida cadena peruana en el área de limpieza, luego se desempeñó como ayudante de cocina, con casi 15 horas diarias de trabajo a cuestas. Poco tiempo después llegó a LarcoMar, donde se volvió popular con los noctámbulos del lugar. Eso le permitió aumentar sus ventas y así abrir su primer establecimiento en San Juan. Con los años logró ampliar su negocio y multiplicó sus iníciales 18 metros cuadrados en 225, donde le da trabajo a 50 personas, entre parrilleros, ayudantes y azafatas.

Koko Lucho ha ingresado en el subconsciente, después de conquistar concretamente los gustos conscientes de sus leales clientes, a través de nombres muy sugestivos para sus hamburguesas. 

Mi postura de periodista que no comparte comentarios que identifican a la mujer como objeto, no me permite reproducir la descripción de la carta de cada uno de estos nombres, sin embargo, mencionaremos alguna de estas hamburguesas que Jorge Luis Vargas ofrece en sus locales. Shakira, JLo, Pamela Anderson, son algunos de los nombres con los que conquistó el estómago y la alucinación de sus comensales. Visitándolo ustedes mismos, comprobarán de qué hablamos…

Con argucias publicitarias o sin ellas, la hamburguesa ha sido compañera de niñez, adolescencia y adultez de muchos de nosotros y aunque la frecuencia de su consumo haya disminuido notablemente en nuestra vida, siempre recordaré las hamburguesas a la salida de la universidad, con una coca cola bien helada; o las de mi juventud, con chicha y alguna compañía; o las muy esporádicas de ahora, con una infusión bien caliente… No en vano pasan los años, las hamburguesas aún quedan.

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COMENTARIOS
7 comentarios      
Es verdad que la amburguesa está considerada como comida chatarra por engordar?
26 de noviembre 2010
Cecilia, como siempre le pones el punto de interés a cada uno de tus artículos. Leo los nombres de Koko Lucho y dale una sugerencia, que los cambie, porque los nombres que usa están patentados o tiene un registro comercial a nivel planetario para determinados fines y usos y me daría mucha pena que lo acusen de pirateo y tanto esfuerzo se le vaya en pagar las multas o castigos por uso indebido que le pueden poner los dueños de esos nombres.
En relación a la hamburguesa, gracias a dios no he cído en esa tentación a pesar de la mútiples oportunidades que me han querido invitar. En las hamburguesas Mac donals habrás percibido un aroma distinto, ello se debe a que tiene patentado un aceite con contenido de grasa bovina; es decir la grasa que normalmente desechamos cuando comemos la carne de res, ellos lo usan me parece en un 15 %. Por otra parte la hambrguesa es usada como unidad de medida diferenciadora de las clases sociales, debido a que el precio que se paga por cada hamburguesa tiene una relación directa con el costo hora de trabajo. Me parece haber leído que en Perú un obrero debe trabajar tres horas para pagarse una hamburguesa en el Burguer King. ¿Es correcta la relación?
Ahí te dejo esas inquietudes. Un abrazo
16 de diciembre 2010
Una cosa es prepararse un sandwich saludable y otro muy,pero muy ditinta es comprar un veneno a la carta en esas cadenas de fastFood. ----- Pocos conocen que la carne molida que se esta engullendo en su hamburgesa tiene partes de 1000 (mil) vacas incliyendo excrementos, pus y cientos de bacterias de la ubre. Pero aún, es que el gran negocio es que no sacrifican vacas vivos, sino que compran las vacas muertas, que ya no pudieron dar mas leche a causa de la supeexplotación, a causa de las inyecciones hormonales y la terrible tensión con que las trataron. ----- Hace 1 año dieron en EEUU una ley que prohibe fotografiar, filmar o mostrar la forma en que son sacrificadas las vacas, los cerdos y otros animales que abastecen a las caenas de comida rápida. No son leyendas urbanas, basta ver las estadísticas y leer que 3 de cada 5 mujeres tiene cáncer en EEUU, país de las hambuegesas. Les recomiendo leer o ver el documental de Food Nation, e investigar sobre los efectos dañinos de estos chatarras.
17 de diciembre 2010
Ceci,
En USA la hamburguesa es lo más popular, pero no le ponen nada. Cuando yo las hago con algo de cebolla, pimienta, ajo, etc... y Don dice que hago las mejores de Chicago.
Creo que sabe mejor cuando le agregas algo a la carne. Habrá que ir al local del señor Vargas. Que bueno que nos digas dónde se puede ir a comer.
21 de diciembre 2010
Otro punto crítico de las hamburguesas, de las cedenas fastFood es que tienen carne de cerdo transgénico, cerdos con genes humanos o de ratas, y el aceite igualmente es de la soja transgénica, es decir cuando saborea una Hamburguesa estará comiendo, carne de monstruos o de vacas locas. Buen provecho!
25 de diciembre 2010
Estimada Cecilia, lamento y me disculpo por mi vocabulario, sin embargo esas frases ´genes humanos y de rat..´ las he tomado de páginas serias, de investigación donde escriben sobre los peligros de la carne de cerdo transgénica. Mi intención no fue herir tu sensibilidad, sino alertar a la población que las comidas fastFood o chatarra son un peligro, cheques en blanco que cobraron mas adelante, de ahí mi dramatismo. El maiz OMG por ejemplo tiene mezcla de cucarachas y otros insectos en su genética modificada, ya que estos insectos son inmunes a muchas cosas.
25 de diciembre 2010
Cecilia, si tuvieras un tiempito, ¿podrías darte un salto y leer un artículo que acabo de subir? es sobre las hamburguesas. Gracias.
26 de diciembre 2010
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