Martes 23 de abril 2024 | Contáctenos
Noguchi sostiene en su libro que al sargento Jack Clemmons, de la comisaría de Los Ángeles, le pareció extraño que el doctor Ralph Greenson, médico de Monroe, llamase a la Policía recién a las 4 y 25 de la mañana cuando su muerte se había producido a la medianoche, según la enfermera asistenta de la actriz.
Noguchi se pregunta si en ese lapso alguien se había encargado de destruir las pruebas de un supuesto asesinato.
Luego el autor afirma que le pareció extraño que sus jefes de la oficina forense le encargasen realizar la autopsia de Monroe, porque, debido a la magnitud del caso, el trabajo debía recaer en alguien de mayor experiencia. En esa época, Noguchi solo era ayudante.
Después Noguchi señala que no halló marcas de aguja en el cuerpo de la actriz, pero sí detectó un ligero hematoma en la región lumbar que, aunque cabía la posibilidad de haber sido ocasionado por un accidente doméstico, podía guardar relación con su muerte.
Luego Noguchi señala que, cuando examinó el sistema digestivo de Monroe, no encontró rastro alguno del paso de píldoras por el estómago o el intestino delgado, a pesar de que la versión oficial decía que la actriz había muerto como consecuencia de la ingesta de cuarenta o cincuenta pastillas.
Seguidamente añade que todavía le pareció más extraño que el laboratorio toxicológico no hubiese cumplido con analizar el estómago y el intestino que él había enviado y que se hubieran limitado a examinar el hígado y la sangre, donde sí hallaron restos de barbitúricos.
¿Por qué el laboratorio toxicológico no analizó el estómago y el intestino? Porque el jefe de esa oficina halló restos de pastillas en la sangre y el hígado, y entonces no consideró necesario seguir con el resto de órganos.
Con su libro (pero, sobre todo, con la foto), Noguchi ha reabierto una polémica que probablemente continúe dando que hablar por décadas y quizás por siempre, alimentando el mito de la actriz.
De lo único que el resto de mortales podemos estar seguros es que, ese 5 de agosto de 1962, Marilyn Monroe se fue de este mundo que solo veía en ella una cara bonita pero que jamás pudo atisbar el terrible dolor con que la soledad la asfixiaba.
Foto: Marilyn Monroe sin vida, desnuda, en su cama. (Tomada del diario El País).
