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REVISTA

Leyla Chihuán y su pasión por la comida

Ama lo criollo, pero engríe a sus sobrinos con pastas
Siempre puso la palabra fuerte en la cancha. Los rivales nunca la amilanaron y supo medirse de tú a tú con las potencias del vóley mundial. Hoy acepta un nuevo reto en su vida, uno que le demandará más que aplausos y admiración. No cambia de cancha ni de camiseta, Leyla seguirá jugando por el Perú.
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Leyla Chihuán y su pasión por la comida

Los últimos tres años me he dedicado a escribir artículos sobre gastronomía y he logrado encontrar allí, un nicho importante en el cual desarrollarme.  Hablar y escribir sobre gastronomía en el Perú es grato, no hay otra forma de describirlo. Me gusta y apasiona el Perú, aprecio sus manifestaciones culturales, vivo enamorada de Lima y todo lo que ella supone, siempre he tenido motivaciones a ese nivel. 

Recuerdo que justo en aquella época, en que me tocaba decidir sobre mi futuro profesional, el país entero vibraba en sus cimientos y acababa de tocar la gloria, de manos de nuestra selección de vóley de mayores que en el Mundial había alcanzado un portentoso segundo lugar.

Puedo decir entonces que me hice periodista –entre otras cosas- para seguir de cerca esa gesta histórica que nos llevó de la mano por campeonatos, torneos, mundiales, copas y olimpiadas, para saborear desde mi tribuna, provista tan solo de una máquina de escribir, del triunfo al que nos invitaban doce mujeres corajudas, valientes, disciplinadas, que representaban a los millones de peruanos que las seguíamos con admiración, respeto y mucha emoción.

Vinieron nuevas hornadas, jóvenes que pagaron el precio de la mala administración; que formaron parte de las estadísticas de un cuadro dirigencial que jugó mal sus cartas y que rezagaron las demandas de nuestra selección nacional llevándola a un escenario de continuos fracasos, indiferencia y postergaciones. Un escenario desconocido para los de mi generación.

RECOBRANDO LA GARRA

Sin embargo, las voces no se hicieron esperar, primero algunas viejas glorias comenzaron a sembrar sus enseñanzas en niñas que se formaban en el deporte de la net alta. Algunos dirigentes entendieron la necesidad de incluir a las verdaderas gestoras en un trabajo a mediano plazo en los llamados semilleros del vóley. Pero buenos consejos y presencia no eran suficientes, mientras la logística y el sistema seguían siendo los mismos.

No faltaron quienes dejaron el buzo de lado y se enlistaron en las filas de algún movimiento o partido político y quisieron hacer escuchar sus reclamos desde otras trincheras. Algunos logros aislados se consiguieron, pero nunca fueron suficientes. Mientras tanto, en la cancha, ya sonaban nombres que se hacían sentir. Algunos años después, Perú, con su selección de mayores inscribiría nuevamente su presencia en una justa mundial. Los partidos de preparación nos devolvían las esperanzas y las aguerridas protagonistas se hacían nuevamente parte de nuestras vidas…

No obstante, el sueño se esfumaría rápidamente y seríamos testigos una vez más de que la garra, la disciplina y el amor por la camiseta, “no eran suficientes si detrás de ello no había el respaldo de una Federación que se preocupara por la deportista a todo nivel…”.  Estas últimas palabras quedarían grabadas en mi mente, luego de tener ese encuentro esperado con la última capitana que tuvo nuestra selección de vóley.

Leyla Chihuán, es tal cual lo esperaba, algo tímida, amante de la salsa, de la música criolla, aliancista de corazón y de muy buen gusto a la hora de sentarse a la mesa. Un cebiche acompañó nuestra charla, el lugar: en plena avenida Rosa Toro, donde los pescados y mariscos conquistan el paladar de los visitantes. El restaurante cebichería Tumbes Mar nos abrió las puertas y fuimos amablemente atendidas por Luis Noblecilla, nuestro simpático y joven anfitrión. 

“Me encanta la comida criolla, el cebiche, el lomo saltado, la chanfainita.  Sé cocinar, pero ahora no lo hago. Estoy dedicada, como verás, a la campaña”.  Y tal como lució en su camiseta ese 10 que la caracterizó por sus saltos seguros, sus mates furibundos y su particular estilo, la acompaña también ahora en este nuevo reto para su vida. Leyla aspira ser congresista y para ello aceptó la invitación de Fuerza 2011, liderada por Keiko Fujimori.

POR UN CONGRESO CON LEY

No quise que nuestra entrevista se centrara en algún tema especifico, era importante conocer a la persona y eso intenté hacer las casi dos horas que estuve con ella. Hablamos de su niñez, siempre llena de gente entrando y saliendo de la casa de Breña; sus hermanos y sobrinos llenan su vida y la hacen sólida. Sus recuerdos de infancia se centran en la cocina de su madre, que siempre tenía nietos almorzando por segunda vez, después de hacerlo en sus propias casas. “Siempre estoy acompañada de alguno de ellos”, así lo comprobamos.

“Recuerdo que en nuestras reuniones, la casa se llenaba, solo con la familia.  Aún lo seguimos haciendo. No faltaban las canciones de El Gran Combo, música criolla y por supuesto nuestra deliciosa comida. Cuando se me ocurre engreírlos (a sus sobrinos), preparo pastas, y hago tres o cuatro salsas diferentes, para todos los gustos, pues fue lo que aprendí a hacer en Italia, durante el tiempo que estuve jugando allá. Ahora ellos me engríen, a veces me escapo a comer chanfainita donde La Gringa, un lugar al que vamos hace muchos años, en el mercado de Breña”.

La naturaleza guerrera de Ley viene de familia. No solo por lo que vimos en este último mundial, que nos presentó a una Leyla Chihuán derramando lágrimas de impotencia por los partidos perdidos, muchos de los cuales se perdieron antes de jugarse y ella lo sabía bien. Su condición de capitana la llevó incluso a enmendarles la plana a los dirigentes que las acompañaban. “No es posible que un deportista vaya sin armas a un campeonato internacional. Tuvimos un hospedaje incómodo, una alimentación totalmente extraña a la nuestra. No pedíamos mucho, solo concentrarnos en lo que sabíamos hacer, sin tener que preocuparnos por el resto”.

Definitivamente las veces que ha tenido que lidiar a la hora de comer han sido durante su estadía en Asia.  “Las largas jornadas que me tocó estar por allá prefería cocinar y congelar mis alimentos. Trataba de comer lo más peruano posible, con lo que encontraba en los lugares de abastecimiento.  Preparaba sopas, estofado o lomo saltado y con eso podía estar algunos días”. 

Ley habla claro y no se amilana. “Los técnicos coreanos viven aquí, conocen nuestras costumbres, saben qué desayunamos, cómo nos comportamos; sin embargo, en el Mundial de Japón nos sentimos totalmente extrañas, por el trato que se nos dio”. 

¿Hubiera sido mejor que las acompañara Natalia?, pregunto. Su respuesta no se hace esperar: “Definitivamente sí, ella conoce nuestra naturaleza, ha estado varias veces en nuestra posición y sabe lo que necesitamos. Su presencia nos hubiera ayudado mucho”. 

¿Cómo canalizarás tu energía y temperamento en un lugar tan heterogéneo y de discusión como es el Congreso? “Creo que ahí negociaré, trataré de convencer a los incrédulos para que me apoyen en los planes para el mejoramiento del deporte peruano en general”.

“Mis compañeras de la selección confían en que llegaremos al Congreso. Si es así, me sentaré con quienes tengo coincidencias y sacaremos adelante proyectos de deporte para la niñez, es importante que esto se entienda.  Desde el colegio tenemos que formar a nuestros deportistas y no abandonarlos luego, como muchas veces se hace en este país”.

La número 10 se ha impuesto el reto, aceptando la invitación a participar en política. Como ella dice, no es un partido más, tampoco una revancha.  “Estoy segura de que a partir de leyes y propuestas, ganaremos todos”.

Hablamos de vóley, de su familia, de lo que inspira en ella la cocina peruana y de los recuerdos familiares cuando escucha un valsecito de antaño.  Leyla es tal cual, natural, más grande que su metro ochenta de estatura, enamorada de la vida, de su familia, del Perú. 

Habla con autoridad, porque ha estado en la cancha y ha apostado por el Perú. Ha remontado situaciones difíciles a base de empuje y amor por la camiseta. Se ha impuesto porque sabe lo que quiere. Hoy quiere jugársela por los deportistas del Perú, para que sean atletas completos, para que se implante una verdadera educación física en los colegios, para ofrecerles a través de mejor infraestructura, logística y preparación, una posibilidad de representar dignamente nuestros colores.

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COMENTARIOS
1 comentarios      
Leyla Chihuan: al Congreso con el 10 por FUERZA 2011

Nuestra Capitana de la Selección Peruana de Vóley al Congreso

Por un DEPORTE de alto nivel

(este 10 marca la K y escribe el 10 , apoya el deporte, apoya a LEYLA )
04 de abril 2011
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