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REVISTA

Ronald Gamarra: su debilidad es la causa de atún

El plato principal en el cumpleaños del ex procurador
Los medios de comunicación crean imágenes y personajes, a quienes nosotros nos encargamos de dar personalidad y asignarle características, que no siempre se ajustan a la realidad. Eso nos pasó con el ex procurador anticorrupción Ronald Gamarra, un hombre sencillo, hijo grato y cariñoso, amoroso padre y profundamente enamorado.
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Ronald Gamarra: su debilidad es la causa de atún

Hijo de ancashinos, limeño en primera generación. De madre yungaína y padre luzuriaguino, especificaciones importantes para explicar su origen entre el Callejón de Huaylas y la zona de los Conchucos. Creció en Lima, en el distrito de San Miguel, y saboreó, de manos de su madre, las primeras delicias que él recuerda: tarwi, picante de cuy y la sencilla pero muy aromática papa cashqui.

Ronald Gamarra, abogado, defensor de los derechos humanos, reconocido hombre de leyes que marcó en su vida un antes y un después luego de su participación efectiva como procurador anticorrupción en el caso Fujimori, no tenía aspiraciones políticas, hasta que fue invitado por Alejandro Toledo en la lista de Perú Posible, quien resaltó su posición frente a la corrupción y quiso tenerlo en sus filas.

“Nunca hice ahorros pensando en un futuro político. Mi principal preocupación siempre ha sido la educación y estabilidad de mis dos hijos, y ahora que me encuentro frente a una campaña totalmente competitiva y de mucha inversión, he redescubierto el cariño y lealtad de mis amigos y familiares, que son las personas que están apoyando mi camino hacia el Congreso”.

“Quienes me rodean se han organizado donándome volantes, banderolas, publicidad exterior, mi página web y hasta la elaboración de un spot para radio. El tiempo y reconocimiento de cada una de esas personas es muy valioso para mí. Hasta mi hijo, que estudia Ciencias de la Comunicación, ha asumido su responsabilidad, trabajando en la organización y difusión de mis actividades. Eso me une más a él. Sentir el apoyo de mi familia, me fortalece plenamente”.

Mientras tanto, Sandra, su pequeña de 11 años, intenta entender en su universo de niña, las ausencias y responsabilidades asumidas por su padre, a quien a pesar de ver todos los días, en algún instante que su recargada agenda le permite, reclama su compañía. “Los momentos que más aprecio, son los que disfruto en casa, con los míos, mientras me relajo viendo televisión o alguna película”. “Gracias a mi compañera, he aprendido a reírme con el particular humor de las series norteamericanas”.

RASGOS QUE LO PINTAN DE CUERPO ENTERO

Fue Procurador Anticorrupción en los grandes casos del periodo de la dictadura, mostrándose eficaz e inflexible en la persecución y sanción de los corruptos del pasado y del presente. Durante estos años, ha sido claro y directo para exigir a los gobiernos de turno un real compromiso y voluntad política con la democracia, los derechos humanos y el combate frontal a la corrupción. Su crítica ha sido siempre transparente sin distinguir tiendas políticas.

Su vínculo con los derechos humanos es profundo y real. Para nadie es un secreto que fue uno de los abogados principales en el juicio histórico que llevó a prisión a Fujimori por crímenes contra la humanidad. Cree que los derechos deben ser para todos y todas, para los más débiles, las minorías, los grupos más vulnerables. Su gestión al frente de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos tuvo ese sentido. Y con ello ganó el respeto de su familia, de sus alumnos y de quienes lo conocen. Y eso para él, constituye uno de sus mejores logros.

Pero su afán de justicia, rectitud y compromiso frente a la corrupción y discriminación, nunca se vieron mejor recompensados, que en un episodio de su vida, donde no hace muchos años, tuvo que viajar a Andahuaylas a defender a un campesino injustamente acusado. Ronald aún se emociona mientras narra, entrecortando frases, que esa fue “la defensa de su vida”.

“Cuando niño, mi padre, un policía honesto, de quien me siento muy orgulloso, nos contaba historias que sucedían en su tierra, donde los hacendados cometían abusos contra los campesinos. Siempre tuve apego por los más débiles, me hice abogado para defenderlos, hubiese querido ser un héroe de ficción… En Andahuaylas, personifiqué en ese campesino quechuahablante a todos los de las historias de mi padre. No recuerdo su nombre, sólo sentí que reivindiqué la justicia y le devolví a mi padre un mejor final para sus narraciones”.

LA OTRA CARA DE NUESTRO ENTREVISTADO

No hubiéramos encontrado mejor lugar para conversar que donde la tarde nos llevó: “El barrilito”, un restobar ubicado en la cuadra 23 de la concurrida avenida Arenales. Será tema de un próximo artículo, sin embargo, queremos ahora destacar la delicia de las carnes al cilindro que allí preparan y de las salsas que marcan la diferencia, que se distinguen de otras que anteriormente hayamos probado.

La excelente atención de Miguel, nuestro anfitrión de turno, hizo que Ronald Gamarra, se sintiera muy a gusto, en una mesa estupendamente servida, colorida, cálida y en la que no podía faltar nuestro aperitivo principal. De pronto la música hizo que nuestro entrevistado dejara de lado la formalidad que lo caracteriza para hablar sobre uno de sus temas favoritos: la salsa. Hablamos de música, de la Fania, de Rubén Blades, de Alianza Lima, el equipo de sus amores, y de la deliciosa causa de atún, a la que no cambia por nada.

“Es un plato de entrada, que en mi casa se ha convertido en plato de fondo”. Y aunque Ronald Gamarra, solo entra en la cocina para inspeccionar lo que se ha preparado en el día, es un limeño que ha crecido con los sabores ancashinos en su paladar, pero que en diaria convivencia entre amigos y primos limeños encontró el gusto por la cocina criolla. “Aunque conocí un poco tarde la comida marina, me gusta mucho el tiradito, incluso lo prefiero antes que el cebiche. Disfruto también de un buen lomo saltado, pero a la causa no le gana nadie”.

“En las últimas celebraciones de mi cumpleaños, los invitados ya sabían en qué consistía el menú. Todo aquel que me conoce, sabe de mi preferencia por este plato. No sé cocinar, nunca lo hice, pero mi madre –con su sazón- me enseñó a discriminar los sabores y ahora, mi compañera, también lo hace muy a su estilo, y lo hace muy bien”.

¿Hay algún plato que te desagrade? le pregunto después de verlo disfrutar todo lo que la mesa nos ofrecía; me dijo, sin duda, la crema de zapallo. Su inmediata respuesta me causó asombro, sin embargo, luego de un silencio, sonrió y completó la información: “Ahora si la tomo, sin problemas, pero cuando era niño, en una casa donde todos eran hinchas cremas, yo solo el único aliancista, escuchaba mofas y barras por la “U” cada vez que mi mamá la preparaba; y aunque parezca risible, eso condicionó mi disgusto por este plato”.

Un hombre con anécdotas, con historias tristes de reivindicaciones oportunas. Un hombre que quiso personificarse en un superhéroe para luchar por la justicia. De contextura sencilla, pero de espíritu fuerte, como lo aprendió en la casa paterna. Profesor universitario, admirado y querido por sus alumnos, con quienes lo vimos, la primera vez que lo encontramos en Lince, hace ya algunas semanas...

Un abanderado de los derechos humanos, que conmovió mi sensibilidad al hablarme de la periodista vilmente asesinada en octubre del 91. Abogado de profesión, pero padre por vocación… Ronald Gamarra, el número 36 de la lista de Perú Posible para el Congreso de la República, ha hecho de su historia profesional el mejor de sus argumentos para interceder por la causa de las minorías relegadas, de las mujeres maltratadas y de la corrupción institucionalizada, en este país que amamos.

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