El formato del debate organizado por Transparencia (con preguntas entre los candidatos) y la reducción de los participantes de diez a cinco hacían prever que la exposición tendría mayor dinamismo y fluidez que las anteriores.
No fue así. Entre otras cosas, porque cuatro de los cinco postulantes (con la excepción de Pedro Pablo Kuczynski) decidieron leer sus propuestas con la cabeza enterrada en sus papeles en lugar de exponerlas mirando a la cámara.
Nadie esperaba nada nuevo del debate. Faltaba una semana para el día de las elecciones y era evidente que los postulantes no iban a arriesgar. Pero quien se comportó más temerosamente que los demás fue Ollanta Humala, que se dedicó a leer sus planteamientos (o los planteamientos que le anotaron sus asesores) sin salirse del guión, tanto que dio la impresión de que si extraviaba sus papeles no iba a poder responder cuánto es dos más dos.
Humala tampoco quiso responder las preguntas que le formularon sus contendores. Castañeda le preguntó si era cierto que pensaba cambiar la Constitución. Humala no contestó. PPK le preguntó si planeaba iniciar un programa de estatizaciones y aumentar los impuestos. Humala no contestó.
Keiko Fujimori le preguntó si pensaba revisar los contratos y los TLC. Humala no contestó. PPK le preguntó si era cierto que él había dado la orden de matar a policías indefensos en el Andahuaylazo, como contaba su hermano Antauro en sus memorias. Humala no contestó.
Humala no contestó preguntas porque sus asesores no le habían anotado las respuestas. Pero tampoco hizo las preguntas que le correspondían. Empleó ese tiempo para seguir leyendo monótonamente los papeles que sus asistentes le habían puesto al frente.
Con esto demostraba una falta de respeto a los organizadores del debate, a sus contrincantes y a las personas que lo veían por televisión o lo escuchaban por radio y que querían que aclarase sus planteamientos en torno a problemas graves como el cambio de Constitución y la reelección presidencial, entre otros.
Y sigue mintiendo. En el plan de gobierno que le escribieron sus asesores, Humala propone implantar una nueva Constitución, estatizar las actividades estratégicas esenciales, renegociar los TLC y los contratos de concesión y establecer leyes restrictivas para el manejo de los medios masivos de comunicación.
Según todas las encuestas, Humala marcha adelante en la intención de voto. Todo indica que lo único que falta descubrir es quién será su rival en la segunda vuelta. En esa instancia decisiva, también habrá un debate y tendrá que hacerlo mucho mejor si quiere acceder a la Presidencia. Felizmente, lo más probable es que no pueda.