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PERÚ, GRADO DE INVERSIÓN… ¿Y AHORA QUÉ?

A impulsar la agenda pendiente
Ahora que el Perú se ha colocado dentro de las economías más confiables del mundo, una enorme responsabilidad se impone y se asoma ante nuestros ojos: lograr que esta valoración perdure en el tiempo, tarea en la deben estar inmersos empresarios y autoridades, pero teniendo a ciudadanos alertas y vigilantes.
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PERÚ, GRADO DE INVERSIÓN… ¿Y AHORA QUÉ?

En términos futbolísticos, la calificación de ‘grado de inversión’ otorgada por Fitch Ratings, una de las tres calificadoras de riesgo crediticio más importantes del mundo, se ha convertido en un golazo para el país. Y aunque a estas alturas no interesa si fue de ‘media cancha’, ‘olímpico’ o de ‘rabona’, lo importante es que el Perú está –como dirían los amantes del fútbol– en las ‘ligas mayores’ o, lo que es mejor, ascendió a la primera división de la economía mundial.

 

Luego que Fitch decidiera elevar la calificación de la deuda peruana de largo plazo en moneda extranjera de BB+ (grado especulativo) a BBB– nuestro país ha logrado ubicarse en el primer escalón en el grupo de calificaciones correspondientes al denominado grado de inversión.

 

Y, esto gracias a que la agencia calificadora tomó en cuenta, no solo la actitud del gobierno peruano de no someterse a las presiones del aumento de gasto corriente, sino también el hecho de haber utilizado las mayores ganancias –por efecto del alza de precios de los minerales y otros– para incrementar la inversión en infraestructura, razones de peso para que el Perú sea uno de los tres países latinoamericanos que gozan de tal calificación.

 

No obstante, resulta preciso destacar el largo camino que nos condujo a conseguir, lo que para muchos especialistas estaba programado –en caso la suerte nos acompañara– para fin de año, sobre todo después que el fantasma de la inflación se asomara para recordarnos que, a pesar de ser uno de los países que mejor ha resistido los embates de la recesión estadounidense, nuestro blindaje también podía desmoronarse.

 

Así se gestó

Más de setenta meses con un desempeño económico estelar y con uno de los índices inflacionarios más bajos de lo registrado en promedio en la región, nos han valido para que la fuerte mejora de los indicadores de solvencia externa y fiscal del país sea reconocida como una herramienta que servirá para contrarrestar cualquier posibilidad de incumplimiento de pago de nuestras obligaciones en moneda extranjera.

 

“Las finanzas públicas de Perú y el desempeño de sus cuentas externas superaron nuevamente las expectativas contribuyendo a una mejoría más de la esperada en sus indicadores financieros en moneda extranjera. La mayoría de sus indicadores financieros ahora son más fuertes que el promedio de países cuya deuda externa está calificada en los niveles más bajos de grado de inversión”, fueron las primeras palabras de la directora principal de Calificación Soberana para América Latina de Fitch Ratings, Theresa Paiz, después de conocida la buena nueva.

 

¿Logro o reto?

Sin embargo, lejos de la alegría y de los elogios que desbordaron en los últimos días, esta calificación significa la posibilidad de emprender –de una vez por todas, coinciden los expertos– la agenda pendiente que nos permita enrumbarnos y consolidarnos camino al éxito, con la enorme responsabilidad y  prioridad de sacar a miles de peruanos de las condiciones de pobreza en la que viven.

 

Independientemente de lo que esta valoración significa para la economía nacional, resulta imprescindible encontrar la receta que nos permita mantener y mejorar esta calificación en el tiempo, porque al igual que Standard & Poor’s (BB+), la no menos famosa Moody’s (Ba2), aún nos mantienen a uno y dos peldaños del grado de inversión, respectivamente.

 

Más que un logro, la obtención de esta calificación debe considerarse como un reto, porque a pesar que los ratings no son permanentes, existe un monitoreo constante respecto a los factores que sirvieron para decir que el Perú juega en otras canchas.

 

Ante ese panorama, ¿cómo sostener el crecimiento económico después de más de setenta meses?, ¿qué medidas y políticas de Estado se deben implementar y ejecutar para que el Perú mantenga dicha calificación?, ¿cuáles son los retos que debemos enfrentar ahora que somos un país con grado de inversión?, ¿qué oportunidades de inversión se vienen?, y sobre todo, ¿cuál es el beneficio para los ciudadanos de a pie?

 

A las ligas mayores

Sin lugar a dudas, alcanzar el grado de inversión nos abre una inmensa puerta de posibilidades. Primero, porque al ser un país con menores posibilidades de incumplimiento de pago de sus obligaciones, habrá un abaratamiento de los créditos que le otorguen, no solo al gobierno sino también a las empresas privadas, debido a que estas verán reducido el costo de su financiamiento.

 

Ambas cosas, además de favorecer la inversión, terminarán por consolidar el crecimiento de nuestra economía, y lo que es mejor, generarán mayores puestos de trabajo, de manera que aterrizar los beneficios de la obtención del grado de inversión a la población dejará de ser una utopía, siempre y cuando, claro está, las cosas tomen el rumbo correcto y no se repitan errores del pasado.

 

Con ello, como bien ha señalado la ex jefa de gabinete de asesores de la Presidencia del Consejo de Ministros, Cecilia Blume, después que el Estado y los inversionistas privados reciban créditos con tasas menores, los excedentes de las cuentas públicas podrán ser utilizados en educación, salud e infraestructura; mientras que los empresarios podrán bajar los precios de sus productos, generar más empleo y aumentar su producción.

 

De esta forma,  los peruanos no solo podrán comprar más, sino, como bien dice Blume, en su habitual columna de un diario local, es indispensable que nuestras autoridades comiencen a fijarse metas en cuanto generación de nuevos puestos de trabajo, porque de lo contrario se seguirá dudando de las declaraciones de nuestros gobernantes, porque al no conocerse la meta se piensa que son mentiras inventadas por los políticos para quedar bien.

 

“Ponemos en blanco y negro qué haremos para lograrlo, se lo encargamos a uno o más ministros y los evaluamos por ello. Así la tarea se vuelve tangible, mensurable y se comparte; y el aumento de empleo se vuelve un problema de todos, tal como sucedió con el TLC. Aunque esto puede ser un riesgo para el Ejecutivo, solo tratando los temas sociales con la misma trascendencia de los económicos, los peruanos sentirán que el Perú avanza”, han sido sus recomendaciones.

 

A seguir trabajando

Pero no ha sido la única. El ministro de Economía y Finanzas, Luis Carranza, ha sido muy claro al señalar que si bien la noticia “es de gran trascendencia para el Perú en una coyuntura de crisis que está afectando a las grandes economías”, esto supone grandes retos.

 

“Esta calificación está dando un respaldo a las políticas macroeconómicas y al manejo en general de la economía por parte del gobierno. El impacto inmediato es que ahora somos más ricos como país. Nuestras acciones, propiedades y ahorros valen más. El Perú empieza el largo camino hacia un país en desarrollo, con fuerte crecimiento, uno en el cual la pobreza se va a reducir a pasos agigantados”, sostuvo al recordar una de las metas trazadas por el presidente Alan García en su último mensaje por Fiestas Patrias.

 

Y es que la decisión de Fitch, además de ser la noticia más importante de los últimos 15 años para el Perú, “nos pone en ruta, en camino hacia ser una economía de primer mundo, porque al final, al tener mayor empleo nos va a llevar a mayores ingresos, a mayores recursos para todas las familias. Ese es el camino y la ruta”.

 

Además, tal como ha dicho Carranza, la meta más importante del actual gobierno apunta sin lugar a dudas hacia la reducción de la pobreza, tarea en la que el grado de inversión se vuelve un instrumento fundamental para lograr su reducción a niveles de 30% en el 2011, tal como prometió el mandatario en julio pasado.

 

“En unos meses se va a observar que la inversión en el país va a crecer significativamente porque el grado de inversión separa al Perú de los países que todavía necesitan probar que son serios. Definitivamente es la herramienta que necesitábamos para derrotar a la pobreza”, ha sido el vaticinio final de la cabeza del MEF.

 

Tareas pendientes

Aunque hay quienes como ex el ministro Pedro Pablo Kuczynski, que lejos de resaltar la buena noticia, ha replicado en un punto más que importante: aún nos falta lograr el respaldo de Standard & Poor’s, una calificadora de mayor dimensión que Fitch, luego de lo cual los grandes fondos norteamericanos estarán listos para invertir en el Perú.

 

“El grado de inversión otorgado por Fitch Ratings es un gran espaldarazo para el Perú, pero si bien, el Perú ha registrado siete años de crecimiento continuo seguimos siendo un país pobre, donde aproximadamente el 40% de peruanos vive con menos de dos dólares por día y hay una carencia de infraestructura. Esto es simplemente un peldaño en una larga escalera para modernizar el Perú”, es el desafío lanzado por el popular PPK.

 

Lo que se viene

Con enormes retos en cartera, resulta evidente que echar a andar la agenda pendiente que nos permita salir del subdesarrollo es la prioridad no solo para nuestras autoridades sino también para los empresarios, que también deben estar inmersos en la enorme responsabilidad de mantener la calificación otorgada por Fitch, tratando que calificadoras como Standard & Poor’s y Moody’s también posen sus ojos sobre el país y eleven nuestra calidad como país deudor.

 

Así, lejos de separar la agenda pública de la privada, debe –según el ex ministro de Agricultura, Carlos Amat y León– existir un mismo rumbo en ambos bloques. Pero, enfocándose en la agenda interna pública, toca –desde su punto de vista– pedirle al gobierno celeridad en los procesos de concesión y construcción, para que las empresas que invierten o tengan entre sus planes hacerlo, no pierdan competitividad.

 

¿Y los empresarios? Muy aparte de la tarea que debe ejercer el Estado, uno de los fundamentos del crecimiento sostenido reside en la interacción positiva que debe existir entre inversión y competitividad. Inversión, que según explica Carlos Gonzáles, jefe de la Gerencia de Estudios Económicos de la Asociación de Exportadores (ADEX), es un elemento clave para asegurar la capacidad de crecimiento futuro y para determinar el tipo de crecimiento que deseamos tener, punto en el que entra a tallar la ‘competitividad país’, que se refleja en las condiciones que propician el desarrollo de los proyectos empresariales, de aquellos que resultarán fundamentales para impulsar la generación de más mano de obra.

 

La voz de los empresarios

Sobre ese punto, Jaime Cáceres Sayán, presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) ha sido certero al señalar que debido a que el grado de inversión no es permanente, debemos esforzarnos más para mantener la modernidad, la estabilidad política, económica y jurídica.

 

En ese sentido, y como representante de uno de los gremios institucionales más importantes del país, el empresario no ha dudado en pedir que se deje de lado la política de confrontación para abrir paso a la aprobación de reformas, en aras de mejorar las condiciones económicas y demostrar que el Perú puede seguir siendo un país serio, responsable y confiable.

 

Pero, más allá del tema económico, para Cáceres Sayán resulta fundamental la estabilidad política, jurídica y social, elementos que vienen siendo observados por quienes tienen la potestad de otorgarnos o ratificar la calificación obtenida hace algunos días. Una tarea en la que resultará más que fundamental la colaboración de los empresarios, a quienes también les toca lo suyo en esta nueva aventura para los peruanos.

 

“Se trata de una tarea de todos, porque el Ejecutivo y los empresarios tampoco podemos soslayar esa responsabilidad. Pero, creo que el Parlamento es el actor más importante porque es ahí donde se gestan y aprueban las reformas que el país requiere. Las fuerzas políticas que están en el Congreso deben asumir un compromiso, dejar de lado la permanente confrontación y asumir como eje de acción las reformas necesarias que el país necesita para mantener el grado de inversión y continuar por la senda del desarrollo”, es la recomendación del líder empresarial.

 

Haciendo hincapié en la necesidad de superar todos los temas pendientes –sobre todo en materia laboral– para que las otras dos calificadoras de riesgo repitan la decisión de Fitch, Jaime Cáceres también ha recomendado posar nuestros ojos en la modernización del Estado (eliminación de barreras burocráticas para fomentar la formalización de pequeñas y medianas empresas) y en superar el déficit de infraestructura.

 

“Ambos puntos son materias sobre las cuales hay que trabajar para mantener esta buena nota y conseguir que Standard & Poor’s y Moody’s otorguen al Perú el grado de inversión. Lo que lejos de colocarnos como uno de los líderes económicos de América Latina nos impone más de un reto como país, sobre todo ahora que el Perú está en la vitrina mundial”.

 

Un enorme desafío que requiere del compromiso de autoridades, empresas y ciudadanos, que –como coinciden los expertos consultados– deben trabajar de la mano para hacer del grado de inversión una característica perenne de la economía peruana. Ese es el reto… cumplir la meta es el objetivo…

 

Ecos del grado de Inversión

“La calificación que hemos recibido es una nota mundial que se pone a nuestra economía. Es una excelente noticia para el país. A partir de ahora los créditos que tome un inversionista para venir a construir una fábrica en el Perú serán más baratos, habrá más inversión y, lo que nos interesa, habrá mucho empleo. Ahora estamos en igualdad de condiciones frente a Chile para empezar a correr el camino del desarrollo, trabajo y calidad”. Alan García, presidente de la República.

 

“El grado de inversión otorgado al Perú no solo beneficiará la macroeconomía sino que será un motor importante para el desarrollo de la microeconomía, ya que impulsará la creación de nuevos puestos de trabajo para miles de peruanos y nos otorga la confianza necesaria para que los inversionistas apuesten por nuestro país. Esta decisión servirá para que se abran nuevas posibilidades de desarrollo para los peruanos que tanto lo necesitan”, Eduardo Farah, presidente de la Sociedad Nacional de Industrias.

 

“A partir de ahora somos más ricos como país. El Perú empieza un largo camino hacia el desarrollo, con fuerte crecimiento, uno en el cual la pobreza se va a reducir a pasos agigantados. Nuestro país ha comenzado a caminar hacia el primer mundo con obtención del grado de inversión”, Luis Carranza, ministro de Economía y Finanzas.

 

“La decisión de Fitch representa un espaldarazo para la economía peruana. Esto generará nuevas fuentes de empleo y el ciudadano de a pie dentro de poco verá que tiene la posibilidad de mejorar sus ingresos debido a que tendrá mayor oportunidad de tener un trabajo fijo, además de comenzar a percibir menores costos de adquisición para las viviendas”, Samuel Gleiser, presidente de la Cámara de Comercio de Lima.

“Todos los peruanos debemos alegrarnos luego de saber que nos han otorgado esta calificación, que en principio significa que el Perú está en capacidad de poder pagar sus deudas a sus acreedores, y que no existen riesgos a las inversiones de capitales extranjeros. Definitivamente se trata de un reconocimiento al esfuerzo de millones de peruanos, al sacrificio y trabajo de muchos años”, José Luis Silva, presidente de la Asociación de Exportadores.

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