Recibió una privilegiada formación intelectual que le permitió confrontar nuevas realidades, interpretar mejor el complejo escenario nacional, diseñar proyectos con indudable visión de futuro y padecer –como es habitual- las incomprensiones afrontadas por los hombres de mundo. Entendió que las enseñanzas de los antiguos peruanos eran un referente para alcanzar nuevos horizontes, sobre la base de los valores que caracterizaron su desarrollo comunitario.
Nacido en Lima, arquitecto graduado en la Universidad de Texas, Fernando Belaúnde Terry ha sido considerado uno de los hombres que más recorrió nuestra accidentada y extensa geografía. De sus inquietudes y conocimientos surgió su principal proyecto, la Vía Marginal de la Selva, que busca conectar las regiones amazónicas de Colombia, Ecuador y Perú, y las regiones de los llanos de Venezuela y Bolivia por vía terrestre.
Su conocimiento de la convulsionada realidad nacional y su vinculación con Felipe Benavides, influyeron para llevar a cabo iniciativas en el quehacer ecológico de reconocida trascendencia. Tal vez la obra más recordada es el Parque de Las Leyendas, en cuya etapa inicial participaron entusiastamente su hija Carolina Belaúnde Aubry, su cercana colaboradora Violeta Correa Miller y su edecán Enrique Barreto Estrada, entre otros.
La vicuña, nuestro símbolo nacional, también estuvo entre sus preocupaciones. En 1963, su gobierno tramitó ante el Ministerio británico de Desarrollo en el Extranjero, la venida al Perú del consejo técnico sobre vida silvestre, el biólogo Ian Grimwood, para realizar estudios científicos con la finalidad de promover el establecimiento de nuevas áreas naturales protegidas.
Luego de sus pormenorizadas investigaciones, indicó que la población de nuestra “descendiente nacional” (como escribiera César Vallejo en Trilce), se encontraba seriamente amenazada y propuso constituir la Reserva Nacional de Pampa Galeras (Lucanas, Ayacucho).
Paralelamente, comenzaron las gestiones oficiales para la suscripción del Convenio para la Conservación de la Vicuña (firmado entre Bolivia y Perú, y luego se adhirieron Argentina, Chile y Ecuador) en 1969. El gobierno peruano coordinó con Estados Unidos y Gran Bretaña (los mayores mercados de lanas y telas de este recurso) para que sus Parlamentos prohíban la importación de su fibra ilegal.
El ex jefe de Estado comparte con Benavides sus apreciaciones sobre los éxitos obtenidos con la vicuña, cuando le escribe: “Tengo que agradecerte una vez más por tu acertado consejo y tu decidida orientación en lo referente a la preservación de la vicuña en Pampa Galeras. Aunque los correspondientes laureles te pertenecen por entero, me halaga que obra tan trascendente se realizara en mi tiempo. Las estadísticas son consagratorias en cuanto al aumento de la población” (Washington, 3 de octubre de 1977).
Su clara concepción sobre los beneficios textiles de esta extraordinaria especie, la manifiesta en su editorial Idilio y lucha de Felipe Benavides (El Comercio, 24 de febrero de 1991): “Y tuvo razón Benavides porque ningún aporte peruano es más elocuente que el textil, pues mientras los famosos gobelinos franceses –según Reid- raramente muestran más de 20 hilos de urdimbre por pulgada, el antiguo Perú exhibe ejemplares con 398. Allí fuimos maestros, no discípulos; conquistadores, no conquistados... Allí el mensaje andino adquirió su máximo esplendor. Es bueno recordarlo en estos tiempos en que se nubla la identidad nacional y se ‘cesa’ a los que la iluminan con luz de patriotismo y sensibilidad de artistas”.
El nombre de Belaúnde estará siempre vinculado a la vicuña. En su época se inició la más importante recuperación de esta especie (jamás efectuada en la era republicana), con el propósito de incorporar el aprovechamiento de la fibra esquila de animal vivo mediante confecciones de telas elaboradas en el Perú, para favorecer a las deterioradas colectividades campesinas.
El Parque Nacional del Manu (declarado Zona Reservada en 1968) se hizo una realidad a partir del respaldo recibido durante su primer gobierno. Esta área tiene una variedad muy grande de ecosistemas; cada uno incluye diversidad de especimenes de plantas y animales, y exhibe amplia cantidad de especies en extinción. Comprende una gama ecológica extensa que abarca desde bosque húmedo tropical hasta formaciones altoandinas.
La Reserva Nacional de Paracas, uno de los exponentes más admirables de la costa Sur del Pacífico, fue posible debido a su intervención. En 1968, se iniciaron los estudios con la finalidad de crear un santuario nacional. Este lugar de reencuentro de aves migratorias (venidas desde Alaska camino a la Patagonia), es codiciado para el estudio de la ornitología, reconocido por la belleza y colorido de sus desiertos, por el esplendor de la cultura Paracas y por significativos episodios históricos.
El Parque de Las Leyendas, Pampa Galeras, Manu, Paracas y otros aportes, se han concretado gracias a la dedicación de un gobernante comprometido con la conservación y utilización inteligente del patrimonio natural que constituyen, para los pueblos del tercer mundo, una nueva esperanza para lograr su anhelando bienestar. Belaúnde entendió que nuestra rica ecología representa una inmensa posibilidad económica y social.
“Es difícil en el Perú ser fiel a una vocación y a un destino”, afirmó José Carlos Mariátegui. Fernando Belaúnde Terry, a pesar de las adversidades, fue consecuente con las convicciones cívicas que lo enaltecieron. Por esas consideraciones, merece nuestro homenaje nacional. Homenaje al compatriota intensamente involucrado con los destinos del Perú.
Por Wilfredo Pérez Ruiz
Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, miembro del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del Parque de las Leyendas – Felipe Benavides Barreda.
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