Sebastián Piñera no es un político cualquiera. El empresario es visto y tratado como el futuro presidente de Chile y el que llevaría a la actual oposición derechista al gobierno por primera vez desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990.
Fue debido a este estatus de “gobernante no declarado” que su reciente viaje al Perú causó revuelo en la clase política chilena, más aun en sectores cercanos al oficialismo que calificaron de impertinente su visita en momentos de tensión entre Santiago y Lima por el diferendo limítrofe marítimo.
“Es inoportuno que Piñera vaya en momentos en que están congeladas las reuniones de alto nivel con el gobierno peruano, y peor si se va a dar de abrazos con el presidente (Alan) García”, declaró airado el diputado chileno Jorge Tarud. “Nuestro país está profundamente molesto con García porque ha mantenido un doble discurso con Chile. Cuando vino a nuestro país señaló como presidente electo que el tema marítimo no iba a ser prioritario. Sin embargo, al poco andar, hace una demanda en
El motivo “oficial” de la visita de Piñera fue dictar una conferencia magistral en
Para empezar, mantuvo reuniones con el premier Jorge del Castillo y los representantes de las carteras de Economía, Luis Carranza; Defensa, Ántero Flores Aráoz; Relaciones Exteriores, José Antonio García Belaunde; y Energía y Minas, Juan Valdivia. También conversó con el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, y el presidente del Parlamento, Luis Gonzáles Posada.
TREMENDO ERROR
Pero la cita más importante fue la que tuvo en Palacio de Gobierno con el presidente Alan García, quien prefirió salomónicamente evitar dar detalles de la charla.
Piñera, en cambio, sí decidió a hablar y extendió “una rama de olivo” al destacar la importancia de las relaciones entre Perú y Chile pese al diferendo limítrofe. Para el dirigente chileno sería un “tremendo error” frenar la agenda de futuro entre los dos países por este impasse y llamó a fortalecer el diálogo y la colaboración.
Lo curioso de estas declaraciones es que Piñera calificó el tema limítrofe como una “controversia” bilateral, causando la ira de miembros del gobierno en Santiago. Así, el ministro secretario de
El temor del ejecutivo chileno era que la inexperiencia diplomática de Piñera pueda poner en aprietos su estrategia en
De ser elegido presidente en las elecciones del 2009, Piñera vería el veredicto final de la corte internacional, y decidiría si acepta un fallo desfavorable. Piñera declaró en un programa de televisión peruano que acatará el resultado, pero a entender por los antecedes chilenos, tampoco es una garantía.
DESPLANTE DIPLOMÁTICO
Pese a que en el palacio de
Para evitar mayores roces con el gobierno chileno, el presidente García telefoneó a su homóloga Michelle Bachelet, quien no pudo atenderle la llamada por estar de viaje en Antofagasta. García quería dejar constancia, según personeros peruanos, de los temas tratados en la reunión y asegurarle que no se trató de una cita oficial, pero el tono protocolar desdicen esas palabras.
GAS,
Otro objetivo importante que trató Piñera en su gira por Lima fue lograr que el Perú exporte gas natural a Chile. Según informes del diario mapochino
La falta de electricidad en la zona norte –árida pero poderosa en términos industriales y sostén de la economía– será la papa caliente del próximo gobierno chileno. Y más aún cuando el suministro de gas proveniente de Argentina empiece a disminuir y a elevarse los precios en los próximos tres años. Bolivia, mientras tanto, no le dará gas a menos que se responda a su pedido de salida soberana al océano Pacífico, algo esencialmente ligado a la resolución de la controversia marítima con Perú en
“No habrá gas hasta que se resuelva todo lo concerniente a límites”, declaró Valdivia.
¿FORJANDO A UN ESTADISTA?
Sea desde Santiago o desde Lima, la gira de Piñera ha sido considerada como un intento de reforzar su papel de estadista y líder responsable de
La oficialista y centro izquierdista Concertación de Partidos, está más débil que nunca tras 18 años en el poder. Denuncias de corrupción, el caos del Transantiago, poco crecimiento económico, y la sensación de decepción por el gobierno de Bachelet, da a la oposición un escenario atractivo con la idea del “cambio”.
Piñera lo sabe y trabaja en ello. El viaje a Perú, entonces, sería sólo el comienzo de una tarea en donde refuerza ideas como “seguridad, confianza y gobernabilidad”. “No sólo habla como presidente, ahora actúa como presidente”, exclaman con sorpresa los chilenos.