A diferencia de lo que sucedía en anteriores oportunidades, este año los organizadores de la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) que duró solo dos días –y no tres, como era costumbre– decidieron dejar el ‘reclamo’ a un lado y orientarse en lo que desde hace varios meses desde el Ejecutivo reclaman: Acompañar al gobierno en el desarrollo sostenido de nuestra economía y del país en su conjunto.
Retornando a Lima como sede y bajo el lema “El momento es de primera, no juguemos en segunda”, el presidente de la edición 46 de CADE, Fernando Zavala Lombardi, fue uno de los primeros en preguntarse si ¿el sector privado está listo para mirar más allá del corto plazo?, lejos del repetitivo reclamo de lo que el sector público debía hacer por las empresas. Y las repuestas no tardaron en llegar.
El encargado de romper fuegos fue el actual presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon Munaro, quien durante su discurso inaugural –y, saliéndose de la agenda– aprovechó la ocasión para pedirle a las regiones que sigan gastando e invirtiendo en obras para sus pobladores, debido a que es la única manera de que el Perú continúe creciendo.
Haciendo hincapié en la importancia de “evitar un proceso de enfrentamiento que es impulsado por grupos que no quieren dialogar y que no representan a nadie, ni a empresarios ni, menos aun, a los pobres”, el titular de la PCM afirmaba que debido a que el país ha entrado en un proceso de cambio de mentalidad de largo plazo, los empresarios deben mantener su ritmo de inversión.
¿De qué forma? “La única manera de que las empresas puedan lograr el respaldo ciudadano es estableciendo políticas que sostengan la inversión”, fue la receta recomendada por Simon Munaro, quien anunciaba que el Consejo de Ministros había decidido no recortar la inversión pública para, de esta manera, acompañar el reto asumido por los hombres de negocios en el país.
MEA CULPA
Por su parte, Zavala Lombardi lejos de resaltar la necesidad de contar con un entorno favorable para el desarrollo del sector empresarial, fue el encargado de hacer un ‘mea culpa’ y terminó por reconocer que el Estado no es el único agente responsable de establecer una “estrategia país” que permita mejorar el bienestar de la población.
En ese sentido, el documento ‘Contribución del Empresariado en la Elaboración de Políticas Públicas’, elaborado por el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES) a solicitud de la organización de la CADE 2008, señala que actualmente las empresas en el mundo comprenden que su papel no se limita a la rentabilidad económica, sino que deben asumir responsabilidades sociales y ambientales.
“Dos vertientes han impulsado principalmente esta perspectiva en las empresas: Los problemas sociales y ambientales que les generan mayor preocupación —ya sea por sensibilidad, o por presión social—; y la comprobación de que la adopción de un compromiso social y ambiental, integral finalmente redunda en beneficios propios”, sostiene su autora, Kety Jáuregui de la Universidad ESAN, institución asociada al CIES.
Es más, este involucramiento de la empresa con la sociedad logrará –según el documento– mayor desarrollo mediante la colaboración con organizaciones externas, en particular, con el poder político, con el que se deben establecer alianzas público – privadas. Por ello, el CIES ha sugerido a la organización de la CADE, identificar posibilidades de creación de sinergias entre ambos sectores para el desarrollo del país.
Sobre todo en momentos en que el Perú ya está inmerso en el proceso de la globalización como un actor y no solo como un simple espectador; existe una fuerte atracción de inversión extranjera directa, factor clave para continuar con el crecimiento; se vive una expansión del mercado de capitales locales; y se continúa con la firma de nuevos acuerdos de libre comercio, lo que aunado a aspectos claves como la competitividad y creatividad –que ya se encuentran en el campo de la empresa privada–, permiten suponer que desde afuera ven al Perú con otros ojos.
COMPROMISO PÚBLICO
De esta manera, parece haberse entendido que los tiempos en que se exigía todo al Estado quedaron de lado, con lo que es de suponer que a partir de la última edición de la CADE, llegó el turno de los empresarios. Y es que como bien dijo el analista en Políticas Internacionales, Moisés Naim, “el Perú está más fuerte que nunca, debido a que ha tenido unos años de éxito macroeconómico importantes”, pero resulta imprescindible que ese desarrollo se conecte con las tareas pendientes en el área social.
Para lo que resultará fundamental el apoyo del empresariado local, sobre todo en momentos en que se continúa analizando las posibles consecuencias que la crisis financiera internacional puede acarrear en la economía nacional, a pesar de que el Banco Mundial ha afirmado que América Latina está bien preparada para resistir los embates de la crisis, y no ha dudado al señalar a Perú y Panamá como las economías más fuertes de la región frente a un panorama tan sombrío como el que se presenta en la actualidad.
Ante ello, el propio presidente de la República, Alan García Pérez, aprovechó su discurso de clausura en la CADE para pedirle a los empresarios y ejecutivos tener confianza en la economía peruana, porque desde su punto de vista “cualquier cosa puede ocurrir, menos que el Perú caiga en recesión en el 2009”, sobre todo porque nuestro país está una posición privilegiada para ser el país refugio de la producción y del capital del mundo.
“Esta crisis abre para ustedes y para los que están afuera (empresarios y ejecutivos) la posibilidad de invertir porque aquí se gana mucho más de lo que se ganará en los próximos dos o cuatro años fuera del Perú. Es el momento de dar un paso adelante. El Perú es un país fortaleza y el próximo año tendremos cifras espectaculares de crecimiento”, sostuvo el mandatario.
Así las cosas, la edición 46 de la Conferencia Anual de Ejecutivos sirvió para que los empresarios reenfocaran sus acciones a seguir, no solo en el ámbito económico sino también en los frentes social y ambiental, porque como bien dijeron diferentes representantes del gobierno, es imprescindible que los inversionistas, nacionales o extranjeros, continúen apostando por un país como el Perú, que le sigue ofreciendo garantías de retorno de inversión, además de estabilidad jurídica, política y económica.
