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CLAUDIA LLOSA

Érase una vez... una ganadora en Berlín
Verla ganar el Festival Internacional de Cine de Berlín es la incontrastable evidencia de que los sueños cuanto más grandes e inalcanzables parecen, más esfuerzo y trabajo demandan. Claudia Llosa es una cineasta peruana de treinta y dos años, que no tuvo miedo a descubrir si sus sueños se podían cumplir. No dudó en conquistarse y en el trayecto, conquistar un universo aún no recorrido por nadie.
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CLAUDIA LLOSA

Barcelona es su ciudad hace ocho años, allí emigró en busca de experiencia y de una realidad para su cinematografía. Arropada entre su nueva vida, lejos del Perú y de su familia, Claudia Llosa concibe una historia que se convierte en un guión de cine, y luego se transforma mágicamente en una posibilidad fascinante para su futuro: "Madeinusa".

 

El concurso del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, en Cuba, parecía una buena manera de arrancar. Envía su proyecto arriesgando el todo por el todo, y gana. Un premio que le valió la oportunidad de tener el apoyo de la cadena europea, Canal Plus. Y más adelante la coproducción española, encarnada en los productores José María Morales y Antonio Chavarrías. Quienes se convirtieron, desde ese momento, en soñadores también y apostaron por una historia diferente.

 

Claudia Llosa es sobrina del escritor Mario Vargas Llosa y del cineasta Lucho Llosa, esto podría haber significado que ella diera por sentado una cantidad de buenas cosas, pero no fue así. El apellido Llosa lo ha hecho suyo, sin nombres referenciales  o herencias por cobrar; con una mirada peculiar, intimista por ratos, colorida por otros, ha conquistado un espacio propio en el mundo del arte.

 

Formada en Lima, Nueva York y España, acumuló experiencia profesional que procesó ferozmente con la única intención, presumo, de obtener ese lenguaje visual y creativo que le valiera el esfuerzo. Nada de historias superfluas mal contadas, siguió el llamado de este mundo escondido, surrealista, que habitaba en un Perú que no le tocó de nacimiento, pero sí de corazón.

 

"Madeinusa" retrató el mundo andino desde una perspectiva particular, a través de una jovencita, que  inmersa en las festividades de Semana Santa, forma parte de una ficticia tradición en la que, según la creencia católica, Dios estaba muerto durante esos días de recogimiento y no veía nada, así, libres de la atenta mirada divina, no existía el pecado y todo era permitido; hasta que un forastero llega a Manayaycuna, pueblo en el que trascurre la acción, a trastocar esa aparente paz, internada en una compleja realidad cuestionada por él.

 

Plagada de detalles, de símbolos y sincretismos religiosos entremezclados con rituales ancestrales e inventados, Claudia Llosa logra colocar su ópera prima en Festivales importantes como el de Sundance en Los Ángeles, en el 2006. A pesar de ello la polémica se desató, acusándola un sector de la crítica peruana como discriminadora y sectaria por mostrar los Andes peruanos de esa manera casi alegórica y bárbara. Críticas aparte "Madeinusa" revelaba a una directora en proceso de maduración, con un original estilo alejado del típico drama social, temática central de casi toda la filmografía peruana.

 

Claudia, después del "Oso de oro"

 

Un buscador de sueños podría definirse como aquella persona capaz de hurgar en cada resquicio del universo, con férrea insistencia, en busca de eso que su anhelo más profundo y sincero necesita para equilibrar su existencia. Claudia Llosa conoció ese estadio de vida parada en el escenario del Festival Internacional de Cine de Berlín, cuando anunciaron que "La Teta Asustada" era la ganadora absoluta del "Oso de Oro", máximo galardón del Festival.

 

Después de su primera entrega, Claudia se enfrasca en la búsqueda de su próximo sueño, su segundo largometraje. También escrito y dirigido por ella, de la mano de los productores españoles nuevamente, darían vida a una historia atrayente, perturbadora e intimista  a la vez. Gracias a capitales privados la producción del filme contó con los recursos requeridos para desarrollar una cinta de alto nivel creativo. Con un equipo de producción básicamente femenino, Claudia Llosa fue la artífice que hiló fino para que la mística de grupo no se pierda en el camino y la fe en el proyecto perdure.

 

El argumento, intenso y descarnado, lo inspiró una enfermedad llamada la "teta asustada", indagando ella descubre que este mal aquejaba a las mujeres cuyas madres habían sido violadas o torturadas durante el embarazo en la sierra de nuestro país, en la época del terrorismo. Fausta, su protagonista, sufre este mal, y debe enfrentar los fantasmas de su miedo a los hombres y su terror a la vida, al fallecer su madre, quien fue su único nexo con el mundo. Un miedo que se hereda por la leche materna y un vínculo que envuelve una trama enrevesada y clarificadora al mismo tiempo.

 

"No se puede pasar la página sobre las víctimas del terror, los muertos no pueden esconderse bajo una sábana blanca, porque, si no se aborda el pasado sin miedo, éste vuelve a salir a flote", explicó a EFE  Claudia Llosa antes del estreno de su película en el Festival de Berlín.

 

Ella no solo halló una identidad poderosamente única en esta película, sino también consagró a Magaly Solier, musa de ambos largometrajes, como una actriz innata y con un futuro de potencial insospechado. En la etapa de preproducción de "Madeinusa", Claudia realizó un viaje exploratorio a la Sierra peruana, y sentada en la plaza central ese día estaba Magaly Solier, joven ayacuchana, con un hermoso rostro, como tantas mujeres de los Andes, esperando, quizá, el golpe del destino, que más adelante le traería tanta felicidad y orgullo.

 

Magaly no había pisado una sala de cine jamás, y ya era la protagonista de una película, la capacidad de Claudia para ver en ella eso que ahora el mundo entero ve, vale mucho. Le cambió la vida a una joven mujer, que ahora tiene 22 años, que cantó en quechua y deslumbró a los asistentes al Festival en Berlín. Emotiva y plena, agradeció a su madre, una humilde mujer peruana. Ambas dedicaron este reconocimiento al Perú, fueron seis arduas semanas de rodaje que le valieron una histórica hazaña a la cineasta peruana que más alto ha llegado.

 

El 12 de marzo se estrena "La Teta Asustada", y tendremos la oportunidad de conocer el trabajo de Claudia Llosa por nosotros mismos, seguramente habrá criticas y divergencias, pero la realidad nos invita a llenar las salas de cine y comprobar si nos gusta o no la propuesta del filme. Sin importar el resultado del análisis personal, se agradece infinitamente el hito alcanzado y el amor de una profesional que sueña con abrir aun más las fronteras para que otros realizadores descubran hasta donde son capaces de volar.
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