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REVISTA

DORIS GIBSON

El volcán de Caretas
Un año no es suficiente tiempo para dejar de añorar o dejar de admirar. Doris Gibson Parra es la mujer que dio más batalla en el periodismo nacional. Fundadora de la revista Caretas, escudriñó el sarcasmo y sacó a flote la ironía, con la primigenia vocación por la libertad de género, de prensa, de vida... Doris Gibson es aquel volcán que siempre estuvo a punto de estallar. Hoy la recordamos a un año de su muerte.
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DORIS GIBSON

CHARACATA DE CORAZÓN

 

Tenía 98 años cuando dejó de existir. Cuando dejó de existir en cuerpo más no en espíritu, ese nunca muere, ella nunca lo permitiría. Una presencia febril, atiborrada de pasiones extremas que la guiaron a vivir una aventura constante e inagotable.

 

Doris nació de casualidad en Lima, el barco que los llevaría rumbo a Arequipa tuvo que detenerse porque el alumbramiento de su madre era inminente. Una casualidad que seguramente marcó su fortaleza, su bravura. Es allí donde se gesta el instinto volcánico que ha marcado su paso.

 

Detuvo desde antes de nacer un navío, ese debió ser el aviso de aquella intención por detener y controlar todo, ella poseía ese impulso como sello personal. Hija de Enrique Gibson, un joven poeta y rebelde arequipeño que huyó de la tradicional comodidad familiar para vivir una realidad propia, literaria y bohemia.

 

Crecer entre los intelectuales más reconocidos del país debió impactarla sobre manera, influyó en su necesidad de conocer, descubrir, despertar a todo precio las verdades, las intrigas, las lealtades. Un matrimonio a los 19 años marcó la distancia con sus padres y hermanos, que enrumbaron a Europa gracias a una herencia familiar.

 

Dicen los que la conocieron, que ella simbolizaba la belleza y elegancia exquisitamente, de porte altivo, era dueña de una voz poderosa. De mando. Nada se le podía negar, nada era imposible de conseguir para Doris Gibson. Si bien Arequipa le fue ligeramente esquiva al nacer, su infancia transcurrió allí, respirando ese aliento autónomo, eficaz.

 

Ese ímpetu characato vigoroso determinó el rumbo, más allá de su esposo, Doris ya veía por donde venía la marea, la ola que debía sortear. Manlio Zileri sería el padre de su único hijo, el respetado periodista Enrique Zileri.

 

SIN TERQUEDAD NO HAY DESTINO

 

Era 1936 cuando esta hermosa mujer, mezcla de ninfa y tormenta, asumió el final de su matrimonio. El suyo fue de los primeros divorcios del país, a los 26 años decidió no ir a Argentina con su esposo y asumió el cambio, con esa terquedad propia de una soberana, sin miedo.

 

Lo que vino después fue una vida de trabajo, de lucha, de entrega a ella misma y a su pasión por la prensa. Por la búsqueda frenética de sus objetivos. No era una persona fácil, todo aquel que compartió con ella un pedazo de su vida reconoce que sobrellevarla implicaba un esfuerzo particular. Una energía incomparable.

 

Desarrollar un lenguaje diferente, plagado de bemoles y claves especiales, y es que Doris Gibson era un vendaval de emociones, furias desatadas a partir de su independencia. De los roles asumidos en desmedro de lo establecido. Sin ternura y abrazos, pero con apego y compromiso.

 

Se le considera la primera gran feminista del siglo XX porque se atrevió a vivir una vida que no le correspondía, y sin pedir permiso, sin considerar la circunstancia. Por esto y mucho más, su sola presencia significó la didáctica más efectiva para el periodismo peruano.

 

Sin falsos respetos o consideraciones políticas supo obtener un lugar, en la dinámica nacional, de excepción. Nadie que se le pusiera enfrente podía con su inteligencia, y belleza. Atributos que completaron una estampa hecha para ganar, y guerrear.

 

CARETAS

 

Explosiva. Inspiradora. Vehemente. Obsesiva. Cuatro palabras que podrían preceder la explicación de porqué funda en 1950 la revista "Caretas". El magazine con más años en el país, de obligatoria consulta y, discutible o no, de mayor relevancia en periodismo de investigación.

 

Doris Gibson fue su creadora, junto a su pareja de ese entonces el periodista Francisco "Paco" Igartua, en plena dictadura de Odría. El nombre original de la revista sería "Caras y Caretas", sin embargo, quedo "Caretas", en clara alusión a la dictadura y la mordaza. Puro atrevimiento y provocación.

 

Una revista de oposición que combinaría a la perfección las pasiones de Doris Gibson, el afecto por la identidad peruana, cuando nadie se preocupaba en ello, y la necesidad de ejercer el derecho a la opinión. "Caretas" se convirtió en la plataforma para el debate y la discusión, la batalla verbal en manos de las mejores plumas del país.

 

Le gustaba el azul, las paredes de su casa estuvieron vestidas de este color. Al final de sus días se recluyó y no dejó verse por nadie, aquejada por un enfisema pulmonar producto del cigarrillo que la acompañó por dos décadas, y un mal a la cadera que la sentaría, por primera vez, y en una silla de ruedas. Sufrió largo tiempo postrada, prisionera de su cuerpo, de su edad.

 

Su compañía eran sus objetos. Doris Gibson era conocida por atesorar artesanías de todo el Perú. Peroles, esculturas, cuadros, repujados, tallados... objetos silenciosos que saciaban su espacio más elemental, más cercano.

 

Siendo desde siempre admiradora y seguidora del arte popular convivía con las piezas que iba descubriendo en viajes y encuentros. No hacía distinción social alguna, su horizontalidad con los artistas del pueblo fue causa y efecto del éxito de muchos de ellos. Al llevar a casa sus piezas, las exhibía ante amigos y personalidades. Las priorizaba en un acto que devela una sensibilidad propia, muy propia.

 

PASIONES EN CORAL

 

En 1962 Paco Igartua se va de "Caretas", y la relación poco tiempo después termina. Ella sintió la traición, ya que Igartua se iba tras un proyecto periodístico propio. Era evidente que eso no la asustaría, para ese momento ya nada le era esquivo a Doris Gibson. La fortaleza de Caretas fue la moderna visión que ella tuvo sobre la publicidad.

 

Su quehacer como gestora fue conseguir toda la publicidad posible, su afán era convertir los espacios vacíos en anuncios rentables. Su dedicación y poder de convencimiento le abrían todas las puertas. No había banco o empresa que le dijera no. Esa nunca fue una opción para ella.

 

La mixtura de escritores talentosos e imágenes asombrosas eran la fórmula del éxito de "Caretas". Enrique Zileri, asumió la dirección de la revista y es allí cuando todo queda en familia y se gesta el mito. Las posiciones encontradas de madre e hijo desatarían acaloradas discusiones en la sala de redacción de "Caretas".

 

Ambos brillantes y lúcidos, encontraban la forma de terminar con la tensión. Anécdotas que resultan parte de la historia de la prensa nacional. Actualmente su nieto, Marco Zileri, dirige junto a su padre las riendas del magazine.

 

A pesar del poder y el poderío que Doris Gibson ostentaba, parece ser que en su fuero más interno era reservada, alejada de entrevistas y reconocimientos públicos. Es quizá la parte más revelada de su esencia los reflejos que de ella han quedado bajo los lienzos de Sérvulo Gutiérrez, afamado artista peruano que compartiera la relación más tormentosa e intensa que Doris, seguramente vivió.

 

Musa desnuda para Sérvulo, tres intensos años de amor inestable y ansioso que en estas palabras Doris esconde nostalgia... "Me hizo un desnudo, y lo tiró por la ventana, que era como lanzarme por la ventana. Era muy apasionado, terrible. El me pintaba, pero yo no era la protagonista. El protagonista era él. Yo era, tal vez la motivación. sus cuadros son él, sus pasiones, su locura, su maravillosa ternura". (Doris Gibson)

 

En sus manos era habitual encontrar un cigarrillo y un abanico, alimentando el misterio, quién sabe... acrecentando la leyenda. Ojos profundos que acompañaban su mirada feroz. Su mirada de mujer arriesgada y activa.

 

Nada de pasividad. Si algo recuerdan sus trabajadores es su lealtad. Que nunca los olvidara a pesar de dictaduras y exilios. De crisis y amenazas.

 

Doris Gibson era una dama y también una temeraria luchadora. En ella se sintetiza la mujer de hoy, la simbiosis ideal de la existencia femenina. Una experiencia perdurable y un corazón galopante. Una mujer que anduvo siempre despierta, atenta a su tiempo. Reinventándose cada mañana de azul coral, de azul infinito.
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