LA "CHOLA DE ORO" ES REINA EN ARGENTINA

Su fuerza lo ha llevado a formar parte del boom emprendedor y gastronómico que hoy experimentamos. Su terreno de acción es el país del Río de La Plata, y su ilusión el Perú. Descubrimos, a su paso por Lima, a un hombre comprometido con la comunidad de peruanos en el exterior. Hoy nos acerca su realidad... Parte de la cual empezó el 2006 con la aventura de la “Chola de Oro”.

Carlos Echevarría, quien era distribuidor de Inca Kola en Argentina, se vio en la impetuosa necesidad de llenar el vacío que causó el fracaso comercial de esta bebida al sufrir un incremento considerable en su costo. La “Chola de Oro” pretendió sofocar esa urgencia, y como leeremos en esta entrevista, parece que lo está logrando.

¿Qué fortaleza crees te ha hecho llegar hasta este punto?

La perseverancia de todo inmigrante… pues la fuerza que tiene una persona al salir de su país tiene mucho que ver con las condiciones y expectativas que uno se genera al momento de tomar esta dura decisión.

¿De dónde eres?

Mi padre era loretano, mi madre de Piura... soy hijo de provinciano nacido en Lima. Pertenezco a ese segmento de la clase media de fines de los 60. Mis padres me dieron la opción de estudiar en el extranjero cuando la situación en el Perú era muy difícil. Eran los tiempos de Velasco Alvarado y Morales Bermúdez.

A pesar de vivir en otra realidad no te pudiste desvincular del Perú…

Así es… las idas y venidas reforzaron ese vínculo. Ver el atraso, la demora, el subdesarrollo, te produce una dicotomía, al ver un país desarrollado y nuestra realidad que no lo era. Uno cuando sale del Perú sale como ciudadano de cuarta y cuando regresa, regresa como ciudadano de primera. Con la experiencia de vida al haber estado en distintos escenarios te vuelves ciudadano del mundo.

¿Y qué queda del Perú dentro de ti?

Mira, en la juventud se le da a uno por querer cambiar la sociedad, por querer cambiar las cosas. Hay algunos que optan por la forma violenta, por la protesta social, a mí se me dio por la promoción del Perú, la diplomacia económica, se me dio por el lado empresarial, porque pertenezco a una familia empresaria… Proyectar el Perú que siento, eso quedó en mí. 

¿No te costó evolucionar en escenarios distintos?

No para nada… producto de la experiencia, el desarrollo propio y mi actitud.

Y el apasionamiento...

También. Tengo un grado de compromiso que hace que me identifique internalizando las cosas que hago. Como decimos, me pongo la camiseta.

Y eso te acerca a la gente, a la vida, ¿acorta distancias?

Exactamente... junto con las convicciones que uno tiene, la fuerza de los valores, el compromiso social, la sensibilidad y las ganas de ayudar a los demás... A esta altura de mi vida, tengo 55 años, creo que me toca devolver.

En realidad, es tener gratitud con la vida, ¿verdad?

Totalmente. La gente que me conoce sabe cómo pienso, cómo actúo, algunos se  acercan para pedirme asesoramiento, consejos... soy un tipo abierto...

Además es algo que te gusta...

Y mucho, a veces pienso que yo tendría que haber sido docente, pues para mí la docencia es la vida. Me gusta escribir, leer, dar conferencias. A título de ejemplo, te puedo decir que en mi época de Consejero Económico Comercial de la Embajada Peruana en Argentina tuve que venir 5 veces por año al Perú y compartir mucho con los demás.

¿Eres también argentino?

¡No!, no me he nacionalizado. Aun soy cien por ciento peruano, un cholo de pura cepa.

LA CHOLA DE ORO ES LA PROTAGONISTA

Cuéntame que es la “Chola de Oro”...

Es una criatura que es la motivación de mi empresa, de mi carrera. Es mi producto bandera. Más allá de que tenga varios productos gastronómicos que tienen que ver con la oferta exportable peruana que he promovido y difundido durante los últimos 20 años.

Tu ruta es de Perú a Argentina...

Mi autopista diría yo, pues no es una ruta de una sola dirección. Para mí es un ir y venir cuyas asimetrías, complementariedades económicas, industriales, tecnológicas y sociales conozco y bien. Esta ruta la he caminado en diferentes esferas.

Digamos que la has transitado antes para otras personas. Ahora estos son tus productos ¿Cierto?

Seguro, estos productos son personales, tienen marca propia, registro industrial, todo.

Imagino que es un cambio radical...

Pasar de trabajar para otros y ahora tener que ser el responsable tiene otro gusto, otro sabor. Además cuando uno conoce el éxito empieza el compromiso social con la promoción de la cultura, temas de objetivo social, las demandas de la gente...  

En el libro “Negocios Exitosos Argentinos” del periodista Alfredo Sainz, aparece “La Chola de Oro” como un referente empresarial. Ahí destacan dos puntos claves de tu éxito: la distribución y el trabajo boca a boca. ¿Cuéntanos cómo hicieron la bebida y algo de su historia?

Resulta que el desarrollo del producto, la configuración de la fórmula inédita de la gaseosa, la he elaborado con un laboratorio bajo mi supervisión.

¿No tiene nada que ver con la Inca Kola?

No, es una fórmula totalmente distinta. Tiene un mix de componentes que hacen que tenga su propia particularidad y personalidad. El boca a boca se inicia un 9 de junio del 2006 a las 7 de la mañana, cuando empieza la primera vuelta electoral para presidente del Perú. 60 mil peruanos se reúnen en el centro de exposiciones de la ciudad de Buenos Aires, 13 ó 15 mil metros cuadrados, y más de 300 mesas electorales.

Ese día la “Chola de Oro” se presenta en sociedad, acondicionada en un camión refrigerado de 25 toneladas, con un personal de 20 personas que desarrolla un acercamiento con varios puntos de venta en ese centro de votación electoral.  El punto más grande de votación de peruanos en todo el mundo.

Tu objetivo es ver a la “Chola de Oro” en los supermercados argentinos...

Así es, en la red de comercialización de los argentinos... ese es el desafío.

¿Tienes competencia directa de alguna gaseosa peruana?

Hay otra gaseosa también hecha con las características de la misma bebida, pero hay diferentes grados de aceptación. Yo pienso que la competencia es sana, a mí me encanta porque me impulsa a superarme.

Pero digamos que te va bien...

Me remito a la respuesta del público que creo entenderá también lo que yo pretendo hacer al diversificar la canasta, llevando otros sabores, incluso exóticos, generando un valor agregado a partir de ello. Es decir, generando con los jugos y los nuevos sabores otros productos como coctelería, helados, entre otros.

En este sentido tu competencia es más ligera, el mercado está más libre

Claro, porque le presentó al mercado algo novedoso que es producto de un esfuerzo precursor... pues normalmente el precursor es quien tiene que realizar el mayor esfuerzo y trabajo de penetración y posicionamiento.

Es precursor es quien va rompiendo barreras...

Hay que romper las barreras. A mí me ha tocado hacerlo y no solo he roto barreras empresariales, he tenido que romper barreras sociales. No te olvides que soy un inmigrante de más de 30 años, así que cuando veo los problemas de mis compañeros en las puertas de los consulados, embajadas, los comprendo. Lo he vivido, he estado al otro lado del mostrador y sé de qué se trata y por donde va el curso de la acción.

Hubo resistencia de los argentinos en el camino...

No, para nada. Al contrario, los industriales argentinos que trabajan conmigo, más de 20 están siempre dispuestos a ayudarme porque han visto mi desarrollo. Saben del trabajo que he realizado. 

¿Cuántas personas trabajan en la “Chola de Oro”?

Pocas, aunque indirectamente 30 personas se encargan del embotellamiento. Contamos eso si con una importante red de comercialización.

¿Son todos peruanos?

Los de la fábrica son argentinos. Y los de la red de comercialización son íntegramente peruanos.

Ellos son los responsables de que el boca a boca funcione.

Así es, cada vez que hay una actividad cultural los convoco para que inviten a los peruanos en sus barrios, a fin de que todos puedan participar. La “Chola de Oro” siempre está allí, presente. Se ha generado una relación de pertenencia con la colonia peruana.

UN APASIONADO…

Veo que tu idea es unir tus dos pasiones, la empresarial y la social, ¿verdad?

Pasa por ahí. Yo camino todos los días, visito a mis clientes, visito los restaurantes, a mis proveedores, voy a la pampa y estoy entre ser industrial y un relacionista público.

¿Dónde te sientes más cómodo, en la pampa, como dices, o en una oficina?

Me siento mejor cuando estoy en la pampa, ahí me realizo. Pero también me gusta estar en mi oficina, retraído, pensando y leyendo todo lo que tiene que ver con el Perú y la relación bilateral peruano argentina, para luego difundirlo. Todas mis actividades están vinculadas con el Perú que es mi hilo conductor.

El peruano de afuera ¿vive las cosas con más intensidad?

La cotidianeidad del peruano en el exterior es como la de todo el mundo. Pero cuando hay un tema relacionado con el Perú nos afecta mucho. Por eso cuando las noticias son negativas y frecuentes provocan una pérdida de autoestima en mi colectividad... a mí me afecta y me incita a revertir la situación.

Ustedes deben tener muchísima necesidad de buenas noticias...

Y si no hay, intento producirlas. Y si hay alguien que ha ocasionado una buena noticia trato de apoyarlo. El peruano se entrega, es coherente y cuando tiene sus convicciones es fiel. Hay que apostar por esa fidelidad, no hay que traicionarla jamás. En mi vida como persona y empresario he tratado de hacerlo de la mejor manera, sin defraudarme a mi mismo y a los demás. Me considero un hombre transparente...

¿Tienes hijos?

Tengo una niña que cumple 11 años.

¿Qué tal como papá?

Mi esposa Orieta falleció hace poco, así que soy papá y mamá... tengo una vida muy relacionada e importante con mi hija. Ella conoce mi pasión por la “Chola de Oro”, es quien me dio el okey con el sabor. La primera botella de la fábrica fue probada por mi hija. Ella me dijo sí, y desde ese día todo comenzó... ella es el motivo de todo esto.