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REVISTA

CÁBALAS Y RITOS

Para celebrar el Año Nuevo
El 2009 se nos va de las manos, apenas unos días y estaremos abocados a la celebración, la risa y las cábalas. ¿Cómo celebrar y no morir en el intento? Es nuestra interrogante hoy, pautas, cábalas y todo lo que desate una carcajada será la respuesta. Arrancar el 2010 con risas es la consigna.
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CÁBALAS Y RITOS

UNA BOCANADA DE AIRE NUEVO

Nunca el aire se percibe tan fresco como en Año Nuevo a pesar de no serlo, la realidad es que la sensación de esperanza y optimismo invade hasta el aire. El ritmo de nuestra respiración marca otro paso, advierte en él que algo nuevo empieza, en todo caso que la posibilidad de cambiar lo viejo existe únicamente en ese instante.

Es una ráfaga de chispas poderosas que sintetizan la energía de lo pasado y proyecta con entusiasmo el futuro, un juego que la mente atrapa con la sola intención de hacer perdurable el efecto. Una mentira quizá, pero vale, valen las ganas de pasarla bien en medio de cábalas y tradiciones, despertando a toda voz la alegría, vale.

UVAS, MALETAS Y CALZONES AMARILLOS

Trataremos de hacer un compendio de las cábalas más ocurrentes y divertidas, con el único interés de pasarla bien. La primera clave para este Año Nuevo podría ser relajarnos y compensar lo negativo con una dosis importante de satisfacción por los logros obtenidos y si no hubo muchos, aún estamos a tiempo, aún no hay nada dicho o perdido, reconocer que la vida continúa en nosotros es el mejor aliciente.

Posiblemente lo más gracioso, y popular en nuestro país es usar ropa interior amarilla, diminutos bikinis son comprados por no diminutas mujeres con el afán de atraer a la suerte y el amor, éxitos aparte, la prenda para que ejecute su magia debe ser regalada, mas no comprada por la interesada. Claro está que si la señorita en cuestión anhela más amor, deberá colocarse una prenda de color rojo sobre la amarilla, y en todo caso así asegurar la pasión.

Otra singular manera de recibir el Año Nuevo es dando la vuelta con la maleta, una práctica muy común que entretiene a la familia y vecinos, al ver que desenfrenadamente se cruzan los futuros viajantes en una alocada carrera invisible para llegar a un destino aun incierto. La fe, dicen, mueve montañas, en este caso, mueve maletas.

Si bien comer las 12 uvas es ya una tradición, está íntimamente relacionada con el deseo natural de atraer la salud. Una uva por cada mes del año es la regla, si son seis verdes y seis moradas tanto mejor, entonces atiborrarse de uvas es la voz.

SIETE VELAS DE COLORES

Encender una vela forma parte de muchos rituales en casi todas las religiones, la luz que las velas produce genera ese calor que emula la llama del amor divino, recuerda en todo caso que algo superior está presente. Para el Año Nuevo existe una cábala muy peculiar relacionada con el encendido de siete velas.

Deben ser prendidas antes de las doce y se dejan encendidas hasta que el Año Nuevo aparece, unos minutos ardiendo en el año viejo y otros en el año nuevo. Siete velas de siete colores diferentes, cada una con una misión especial y específica. Creyentes o no, la iluminación debe ser espectacular.

Una vela roja que garantiza preservar el amor, nada más necesario y buscado entre los cabalistas de Año Nuevo, digamos que el amor supera las urgencias más básicas. Generalmente en estas fechas nos sentimos desafortunados al no tener esa compañía especial, ese afecto más que especial.

La segunda vela debe ser negra y complementa con exactitud matemática a la primera, su fin es alumbrar las pasiones por siempre. La tarea de eternizarla reteniendo al ser amado, cautivo o cautiva de ese amor es la vela fucsia. Un trío poderoso que en complicidad de llamas multicolores aquieta el corazón más angustiado.

Para vencer a los rivales, malhechores y demás filibusteros está la vela naranja, que con su luz también permite seducir a quien se desee. Una mezcla de efectos que difícilmente cualquier chamán del norte podría superar. La vela celeste es la encargada de abrirle paso a la felicidad perfecta, arrancando de raíz la dificultad. Alisando el camino de imperfecciones procurando prolongar ese celeste cielo en la tierra.

El dinero y los negocios están resguardados celosamente por la vela marrón, el color de la seriedad nos protege de la ausencia y la triste miseria. Acompañada de la vela azul, que marca el destino de la fortuna atrayéndonos hacia su sendero. Marrón, Azul y verde, que es la tercera mosquetera de la buena fortuna, ayudándonos a acertar con los juegos de azar, claro, por si tanta vela encendida no funciona, siempre está la suerte de la lotería o el casino.

Finalmente tenemos la vela violeta que al estar encendida esos minutos de año viejo y Año Nuevo legitima nuestros más profundos y ocultos deseos, acercándonos rápidamente a su realización total. Es decir, ésta vela resume a todas las anteriores, si es que, como casi todos, deseamos amor, dinero y salud.

Bromas y cábalas aparte encender una vela podría representar un íntimo acto de fe, iluminando un poco el camino y creyendo con colores o sin colores que podremos enfrentar en el 2010 los retos y desafíos que éste imponga. Las cábalas o ritos solo buscan amenizar una noche que cada 365 días vuelve para recordarnos qué hicimos o qué dejamos de hacer.

QUEMAR LO PASADO...

Si en el 2009 no te fue muy bien, olvidar es un buen consejo, dejar atrás aquello que amargó tus días e intentar corregir la plana. Liberar los fantasmas del pasado, como en la historia navideña del Señor Ebenezer Scrogee, para aligerar la carga para el 2010. Eso podría interpretarse como una cábala también.

Quemar un muñeco armado de papel y ropa viaja significa justamente eso, abortar la mala energía a través del fuego, desprenderse de lo malo para atraer solo lo bueno. Se puede incluso escribir una lista de aquellas cosas negativas que se desean olvidar y colocarlas en algún bolsillo del muñeco, así el fuego se llevará a la medianoche los malos recuerdos.

Después tenemos decenas de cosas por hacer en Año Nuevo, colocarnos dinero dentro de los zapatos o lavarse las manos con champagne y azúcar para prosperar, comer una cucharada de lentejas sin sal y así asegurarnos bienestar financiero, es decir, tantas ideas locas que podríamos realizar...

Sin embargo, lo más importante es creer que en nosotros mismos podría estar ese famoso “secreto” de iluminación perpetua. No hace falta creerse al pie de la letra lo que la autora australiana Rhonda Byrne propuso en su marqueteado libro “El Secreto”, pero si algo hay que rescatar es la convicción de fe en uno mismo. Y eso está más ligado a la autoestima que a algún mítico descubriendo ancestral.

¡FELIZ AÑO NUEVO ENTONCES!

Construyendo un corazón firme que se ame y respete tenemos garantizados todos los secretos de éxito no solo material, sino emocional. Si algo deja las cábalas y ritos de lado es eso, obviamente en el fragor de la celebración y los tragos olvidamos que trabajar en nuestra sensibilidad es la clave del éxito. Mirando al otro como nos miraríamos a nosotros mismos, esa clave con velas encendidas o no, es la que debe marcar nuestro rumbo en este 2010.

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