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Lunes 09 de abril 2012

¿Por qué las centrales nucleares no respetan el medio ambiente?

Edificaciones serían en realidad bombas atómicas que producen electricidad.
¿Por qué las centrales nucleares no respetan el medio ambiente?
Foto: eco.microsiervos.com

Una central nuclear de 1.000 MW de potencia eléctrica produce entre 200 y 300 kg de Pu-239 cada año, cantidad suficiente para fabricar entre 20 y 30 bombas atómicas.

En su funcionamiento normal, las centrales emiten al agua y al aire cantidades nada despreciables de radioactividad. Una central nuclear de 1.000 MW emite del orden de 9.500 Becquerelios por cada Kwh. generado. Ello significa mas de 240 billones de Bq por cada año de funcionamiento (1 Bq = 1 desintegración/ segundo).

Para obtener el combustible que precisa para iniciar su funcionamiento, una central nuclear de 1.000 MW(e) requiere la extracción del subsuelo de mas de un millón de toneladas de mineral de uranio, para lo que hay que remover mas de seis millones de toneladas de rocas. Todo ello requiere gastar grandes cantidades de combustibles fósiles, los cuales contribuyen a la emission de cantidades ingentes de gases de efecto invernadero: para la extracción del mineral de uranio en la mina; para el tratamiento del mineral en las fábricas de concentrado para obtener la torta amarilla; para la transformación del óxido de uranio en hexafluoruro de uranio a fin de obtener uranio enriquecido en su isótopo U- 235; para la transformación del hexafluoruro de uranio en óxido de uranio enriquecido necesario para fabricar el combustible nuclear que necesita cualquier central.

El simple hecho de extraer uranio del subsuelo significa la introducción en la biosfera de productos radioactivos que permanecían, hasta su extracción, retenidos en la corteza terrestre de forma segura, lo cual contribuye al envenenamiento radioactivo de los sistemas naturales. Una vez extraídas estas ingentes cantidades de mineral de uranio, deben transportarse a las fábricas de concentrados del mineral, en donde, por procedimientos mecánicos y químicos, se obtienen unas 1.000 TN de óxido de uranio (U3O8) o torta amarilla. En este proceso se generan más de un millón de toneladas de residuos sólidos y líquidos, denominados estériles de la minería del uranio, que contienen el 85% de la radioactividad original del mineral. Estos residuos permanecen abandonados en los alrededores de las fábricas de concentrados emitiendo radioactividad (Radón- 222) al aire y lixiviando productos radioactivos a las aguas superficiales y subterráneas durante siglos.

De la torta amarilla, en las fábricas de conversión, se obtienen mas de 1.000 TN de hexafluoruro de uranio (que es un gas), con el cual, en las fábricas de enriquecimiento, se obtiene un poco mas de cien toneladas de hexafluoruro de uranio enriquecido   en  su  isótopo  U-235.  Este hexafluoruro  se convierte después en 85 TN de óxido de uranio (sólido), que sirven para la fabricación de las barras de combustible contenidas en la primera carga del reactor nuclear.

En cada una de las fases, fábricas de conversión, fábricas de enriquecimiento y fábricas de combustible, se generan cantidades nada despreciables de residuos radiactivos, entre ellos uranio empobrecido (más de 1.000 TN por cada carga entera de combustible en un reactor) que la industria nuclear regala, a coste cero, a las fábricas de armamento para ser utilizadas en el recubrimiento de todo tipo de munición (desde misiles hasta balas de fusil).

También se necesita una gran cantidad de combustible para el transporte del uranio desde las minas a las fábricas de concentración del mineral, de éstas a las fábricas de transformación, de ellas a las fábricas de enriquecimiento, de éstas a las fábricas de combustible y de ellas a los reactores.

Si se realiza un análisis del ciclo de vida de una central nuclear, se concluye que las emisiones de gases de efecto invernadero son entre una tercera y una quinta parte de las emisiones de una central térmica de ciclo combinado de gas de igual potencia, siempre que el uranio se haya obtenido de minerales de elevada riqueza.

En el caso que proceda de minerales de bajo contenido en uranio, una central nuclear y todo su ciclo pueden generar mas gases de efecto invernadero que una central térmica de ciclo combinado de igual potencia.

Una tercera parte del combustible nuclear contenido en el núcleo del reactor debe ser sustituido cada año, y el combustible descargado anualmente contiene unas 30 TN de uranio (con un contenido en U-235 superior al 0,7%), entre 200 y 300 Kg. de plutonio, además de unos 1.000 Kg. de productos de fisión y actínidos, pasando a engrosar los denominados residuos nucleares, que deben ser almacenados y aislados de la biosfera, de forma permanente, durante miles de años. Y todo ello, en funcionamiento normal, pues en el caso de accidente las consecuencias pueden ser catastróficas, como lo demostró el accidente de la central nuclear Lenin, de Chernobyl.

Este es el legado de envenenamiento radiactivo que una central nuclear funcionando nos deja. Que haya personas que afirmen sin rubor que las centrales nucleares respetan el medio ambiente, simplemente demuestra que en nuestro mundo hay personas que han perdido totalmente su capacidad de raciocinio y cualquier atisbo de ética personal (Extraído de la columna del doctor Dr. Josep Puig para la revista digital Laeco.net).

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