Nuestras abuelas eran unas expertas en el arte de reutilizar i reciclar, como lo siguen haciendo en muchos lugares del mundo, sobretodo en los países pobres. Hace años conocí en El Salvador una cocinera que hacía un caldo vegetal excelente con las pieles y las sobras de las verduras. La necesidad obliga a “exprimir” el cerebro para sacarle “jugo” a todo aquello que se pueda “exprimir”.
El reciclaje sirve para optimizar recursos y al mismo tiempo para reducir los residuos. Aunque es cierto que muchas veces transformar los alimentos nos pide un poco más de tiempo de dedicación, si nos organizamos podemos incluso ahorrarlo. Por ejemplo, cuando cocinamos más cantidad de lentejas de las que necesitamos en una comida y utilizamos las sobrantes para hacer un paté (triturándolas y añadiendo miso).
Lo ideal sería que no tuviéramos demasiadas sobras. A menudo nos excedemos y compramos por impulso, especialmente si vamos a la compra cuando tenemos hambre.
Los productos frescos conviene comprarlos con moderación para que podamos consumirlos en el máximo de buenas condiciones. La salud lo agradece. Si un producto fresco tiene más de una semana, ya no deberíamos considerarlo fresco (Escrito por Eulália Huguet en la revista Laeco.net).