Una de las funciones más trascendentes de todo empresario como conocedor de la gestión de negocios es, sin duda, crear un clima laboral de armonía y objetivos comunes. Esta tarea la debe asumir el emprendedor en su rol de líder, guiando y motivando sobre la base de principios tan elementales como el que establece que, ante todo, los trabajadores son seres humanos que aportan su invaluable esfuerzo en compartir una causa en común, el progreso de la empresa, como medio de crecimiento personal y fuente de sustento familiar.
Es en este marco en el que se desarrolla la administración y planificación de los recursos humanos, entendiendo como tal la búsqueda y selección de empleados idóneos y bien capacitados para el desempeño de las distintas funciones y puestos requeridos por la empresa, asegurándose de que cumplan los requisitos y promoviendo la capacitación constante con la implementación de una evaluación continua de sus habilidades y aptitudes.
Estos dos elementos, entorno laboral ideal para los empleados y trabajadores y selección del perfil adecuado para los puestos requeridos, son los que permiten lograr el mejor de los escenarios. De ese modo, los trabajadores entregarán su mayor identificación con la empresa, logrando calidad en productos y servicios, que se conviertan en ventas y luego altos rendimientos para los accionistas.
El Estado debe ser un “facilitador” que ayude a crear este clima, más aún en un contexto como el peruano, donde la mayor parte de nuestra base empresarial está sustentada en micro y pequeñas empresas que, a veces, dejan de lado los principios que las ayuden a aplicar las técnicas de la gestión de recursos humanos que harán de ellas un lugar ideal para el desarrollo personal y laboral, con talento humano puesto al servicio de la sociedad, representada por sus clientes y consumidores (Con información del diario La República).
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