Uno de los grandes problemas que caracterizan nuestro desarrollo es la falta de planificación estratégica a la hora de “visualizar” el futuro, lo cual nos llevó a encontrarnos con escenarios de crecimiento urbano, que demanda todo tipo de servicios, que todos queremos disfrutar con cierto nivel de calidad y que vemos cómo se traducen en noticias de actualidad: boom inmobiliario, sistema masivo de transporte, por tocar algunos temas.
Toda esta dinámica, que se transforma en demanda real y que sustenta nuestro crecimiento, según proyecciones del Ceplan, podría transformarse en tasas de crecimiento por encima del 10% para los próximos diez años. Con ese escenario cabe la pregunta: ¿cómo se abastecerá energéticamente ese futuro crecimiento?
En el Perú el 48% de la electricidad proviene del agua y 52% de hidrocarburos, mayoritariamente consumido por el sector urbano (según el mapa de pobreza del Fondo Nacional de Cooperación para el Desarrollo, el 70% de la población rural en el 2007 no tenía acceso a electricidad).
El panorama actual implica un aumento de la oferta energética cerca del 10% para acompañar ese crecimiento, y como sabemos el gas ayudará a proveer la energía demandada, pero que no será suficiente para sostenerla.
“La necesidad es la madre de todas las invenciones” y en el caso peruano estamos frente a una. La opción de las energías renovables, que complementen en un futuro la oferta energética, debe ser aprovechada para el desarrollo de procesos innovadores. Recursos económicos existen.
Solo falta voluntad política y el apoyo del sector privado para poner en marcha un plan cuyo objetivo sea el desarrollo de nuevas tecnologías que demandarán los distintos sectores, frente a un futuro de escasez de energías no renovables (Con información del diario La República).