Adiós a la hora cabana [trabajo puntual]

Una de las prácticas peor vistas en nuestra sociedad es la falta de puntualidad. Desde una cita entre amigos hasta reuniones previamente pactadas entre funcionarios públicos o empresarios, la impuntualidad es el común denominador que los emprendedores peruanos no deben emular.

La puntualidad es parte vital de la imagen del negocio, pero no solo hablando de puntualidad para entregar pedidos o la puntualidad del equipo de ventas con un cliente, sino también la puntualidad en nuestras propias citas como propietarios o jefes de área, ya sea con una persona externa a la empresa o en alguna actividad interna de la misma. El ejemplo es un excelente medio para lograr que nuestro personal colabore con la empresa. Si demostramos falta de interés para asistir a los eventos internos, no podemos exigir a los demás que le den importancia.

Nuestra imagen y la confianza que tienen nuestros compañeros y empleados van de la mano, por lo que debemos procurar mantenerlas en un excelente nivel. Si deseamos puntualidad en nuestro negocio, debemos ser los primeros en ser puntuales; si exigimos responsabilidad debemos evitar a toda costa cancelar citas, manejando en forma eficiente nuestro itinerario.

Es frustrante para un empleado esperar que otros lleguen para empezar un acto o evento. Su tiempo es tan importante como el de los demás, por eso si los jefes son puntuales deben evitar hacer esperar a alguien más e iniciar por respeto con quienes llegaron a tiempo.

La puntualidad es una cualidad y debería ser una virtud común, pero no solo para iniciar un evento cualquiera sino también para terminarlo, revelando el nivel de organización y con ello la imagen del negocio. La puntualidad es algo sencillo de alcanzar y al hacerlo se construye una imagen de responsabilidad y profesionalismo (Con información del diario La República).