Los porcentajes así lo señalan. Los Estados Unidos de Norteamérica y la República Popular China son los más grandes productores de Dióxido de Carbono, el archiconocido CO2. Juntos, de cada tonelada métrica de este gas con efecto invernadero que se emite a nivel planetario, casi 450 kilogramos encuentran su origen en algunos de estos dos países. Una cifra que pone los pelos de punta cuando, proyectándonos a un futuro no lejano, hacia el año 2100 por ejemplo, ponderamos su consecuencia para nuestra vida en civilización: escasez de alimentos y agua, desplazamiento de poblaciones y posibles conflictos. Eso, para empezar.
Un poco más de cifras. Datos proporcionados por la Agencia para la Protección Medioambiental de los EEUU, la EPA, nos indican que hace un par de años, en el 2012, la emisión de CO2 por parte del gran coloso del norte de América alcanzó las 6 mil 526 toneladas métricas. Y que la emisión por parte de la gravitante China se ha incrementado en alrededor de 7 mil 400 toneladas métricas en tan solo poco más de dos décadas: esta era del orden de las 2500 en 1990, ahora de 9900, de acuerdo a datos proporcionados por el Centro Común de Investigación de la Unión Europea, EDGAR.
Cifras de la mayor importancia que seguro tienen muy presente los más de 10 mil participantes en la Cumbre del Clima, la COP20, que se lleva a cabo desde este lunes 1 de diciembre en la capital peruana. Números que realmente preocupan, razones no faltan. Puesto que, más allá del acuerdo suscrito a mediados de noviembre pasado por las dos superpotencias de miras a limitar la emisión de gases a efecto invernadero de aquí a finales de la próxima década, uno de los dos principales emisores, los EEUU, no ha ratificado el vinculante Protocolo de Kioto de 1997. Y que el otro, la China, cuando el texto se aprobó, era considerado tan solo una economía emergente y sus niveles de emisión no estaban sometidos entonces al escrutinio de las autoridades del clima en el planeta.
Nota:
Sin los gases de efecto invernadero, presentes dicho sea de paso en todos los planetas del sistema solar dotados de atmósfera, la temperatura en la superficie de la Tierra sería en 33 grados inferior a la del promedio planetario que es de 15 grados centígrados. Sería entonces de 18 grados bajo cero sin la presencia de estos; viviríamos, si es que la vida de nuestra especie fuese en ese escenario viable, en medio de un invierno glacial permanente.
El problema surge cuando la emisión en exceso de estos gases debido a la actividad humana, algo que sucede en nuestros días, investigaciones así lo señalan, hace que los rayos infrarrojos emitidos por nuestro planeta luego de recibir la energía proveniente del espacio, rayos solares fundamentalmente, sean retenidos en nuestra atmosfera, produciendo un fenómeno similar al que se genera en un espacio cubierto por plástico o por vidrios destinado a la producción de cultivos, un invernadero. De ahí su nombre.
El vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), los óxidos de nitrógeno (NOx), el ozono (O3) y los clorofluorocarbonos (CFC), son seis gases con efecto invernadero cuya presencia en la atmosfera equivale al 97 por ciento de estos gases ahí presentes.
FH
A título de explicación
Un invernadero
La dinámica de retención de calor al interior de un invernadero, algo "similar" se produce a gran escala en nuestro planeta debido a la producción desmesurada de los gases con efecto invernadero