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Miércoles 10 de diciembre 2014

Lima: una capital del clima no muy verde

"Construida sobre el desierto, la capital del Perú es una de las ciudades más contaminadas del continente americano", señala Chrystelle Barbier, en su artículo redactado en la edición correspondiente al 9 de diciembre del presente del diario francés Le Monde (*)
Lima: una capital del clima no muy verde
Foto: Publimetro.pe (Heiner Aparicio)


Foto referencial: la imagen data del 2012, pero el hecho que esta refleja se repite con frecuencia en Lima

Decidida a mostrar su lado más “ecologista”, Lima escogió el distrito de San Borja para recibir a 12 mil personas anunciadas para la 20a Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP20), que se lleva a cabo en la capital peruana hasta el viernes 12 de diciembre.

Conocido por sus áreas verdes, sus 20 kilómetros de pistas ciclables y su sistema de bicicletas a disposición en libre servicio, el único que existe en el país, este elegante distrito residencial del sudeste de la ciudad se distinguió el año pasado por el hecho de haberse convertido en una de las zonas modelo en lo que respecta a las limitadas emisiones de carbono en la zona del Asia-Pacífico.

San Borja es con frecuencia citado como ejemplo por las autoridades que buscan impulsar en la capital una nueva política medioambiental. Al caminar en sus parques, uno podría olvidar que Lima, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), forma parte del grupo de las ciudades más contaminadas del continente.

Es suficiente sin embargo desplazarse hacia algunas calles de distancia del lugar de la reunión de la COP20 para ser testigos del tráfico caótico que caracteriza a la ciudad y que afecta a sus más de 9 millones de habitantes. “Más de 20 líneas de bus, cada una con 100 unidades, pasan por aquí cada día”, señala Liliana Duran, quien, a pie en una esquina de la avenida Aviación, se hace de dinero tomando nota de la frecuencia con la que transitan por ahí cada uno de los autobuses que pasando exhalan nubes de humo negro. “Hago este trabajo desde hace 9 años, imagínese a qué deben parecer mis pulmones”, dice la cuadragenaria, con frecuencia enferma de los bronquios.

Mientras que la OMS recomienda no sobrepasar el límite de 10 microgramos por metro cúbico en lo que respecta a la concentración de las PM2.5, las partículas materiales en suspensión en el aire de una talla menor a las 2,5 micras (**), la ciudad de Lima arrojó como medida en el 2011 un inquietante resultado de 38 microgramos, e incluso de 58 en el norte de la ciudad. El centro de la ciudad, considerado como patrimonio Mundial de la Humanidad, es uno de los distritos más contaminados.

A partir de ahí, las autoridades han prohibido el plomo en la gasolina, reducido el azufre en el diesel y promueven la transformación de los automóviles para adaptarlos al consumo de gas como combustible. La municipalidad ha lanzado también este año una ambiciosa reforma de los medios de transporte orientada a deshacerse de buses y taxis vetustos. No obstante, el crecimiento explosivo del parque automotor que acompaña los buenos resultados económicos del Perú desde hace quince años continúa asfixiando a la capital.

A la contaminación de los motores se añade la contaminación industrial (Lima concentra el 60 por ciento de la actividad industrial del país), y sobre todo la que encuentra su origen en las numerosas partículas en suspensión presentes en el aire que provienen de los arenales que rodean la ciudad. “Lima carece de cobertura vegetal y de parques (3,7 m2 de espacio verde por persona, en lugar de los 8m2 recomendados por la OMS), sus suelos están desnudos. El viento, en el momento de barrer la tierra, contribuye a poner en estado de suspensión a las partículas que provienen de la erosión natural”, explica Luis Chirinos, ingeniero mecánico que enseña en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

Humedad permanente

El fenómeno es acentuado por la ausencia de lluvias en la ciudad capital, tan solo 9mm por año, lo que no permite deshacerse de las partículas contaminantes de la ciudad, explica el ingeniero. Esas difíciles condiciones recuerdan que Lima, ciudad que se extiende 130 kilómetros en paralelo al Océano Pacífico, es una de las dos ciudades más grandes, junto con El Cairo, edificada sobre el desierto. “Un desierto que no es seco, sino húmedo”, precisa Nicole Bernex, profesora de la PUCP y miembro de la red Global Water Partnership.

Describiendo una capital “tomada en sándwich entre un acuífero poroso y un techo de nubes que genera una humedad permanente”, la geógrafa lamenta que en Lima no se haya sabido nunca administrar los recursos hídricos como debería haberse hecho. El resultado: el 50 por ciento de las aguas de la ciudad provienen hoy del reservorio de Santa Eulalia, ubicada al este de la capital.

Una peligrosa dependencia, mientras que todo indica que esta fuente será afectada por el deshielo de los glaciares andinos debido al cambio climático. “La situación es crítica, pues según nuestros estudios y el último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), Lima debería perder entre el 10 y el 15 por ciento de sus aguas de aquí al año 2040”, alerta Liliana Miranda, directora de Ciudades para la Vida, una asociación ecologista.

Estos datos alarmantes parecen sin embargo no inquietar a la población local, acostumbrada a regar sus jardines o a lavar la fachada de sus casas con agua potable. Algunos limeños consumen más de 400 litros de agua por día, mientras que un millón de habitantes son privados del líquido elemento. Múltiples iniciativas han sido desplegadas recientemente a fin de sensibilizar a los peruanos en cuanto a la protección del medioambiente.

Enverdecer Lima

La realización de la COP20 ha permitido que se exponga en el escenario político y mediatico temas medioambientales que hasta ahora habían sido poco abordados. A comienzos de año, el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, prometió que el 100 por ciento de las aguas usadas en la capital serían tratadas en el 2015, en comparación al 54 por ciento tal como actualmente sucede, a fin de evitar que estás vayan a parar al océano. “Las cosas mejoran poco a poco”, estima Liliana Miranda, que saluda por otra parte los esfuerzos llevados a cabo por la alcaldesa de la ciudad Susana Villarán en aras de enverdecer Lima.

“La alcaldesa también ha adoptado una ordenanza sobre los residuos sólidos que se esperaba desde hace 14 años”, señala Albina Ruiz, directora de la ONG Ciudad Saludable. Consciente que aún queda mucho camino por delante, esta pionera del reciclaje estima que la capital peruana ha progresado enormemente en términos de tratamiento de la basura; el 25 por ciento de la población selecciona estos.

“Lima está en camino del cambio pues los limeños desean cambiar”, concluye la geógrafa Nicole Bernex, no sin antes añadir que “desean una mejor calidad de vida”.

(*) Traducción al español Generaccion.com

(**) La micra es una unidad de longitud equivalente a una millonésima parte de un metro. Su símbolo científico es µm.

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