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Jueves 20 de junio 2019

Activistas de Greenpeace entran en la macrogranja de porcino más contaminante de España

Las balsas contaminantes para los excrementos de los animales ocupan la misma área de 120 piscinas olímpicas.
Activistas de Greenpeace entran en la macrogranja de porcino más contaminante de España
Foto: es.greenpeace.org

 

Activistas de Greenpeace han accedido, de forma pacífica, al complejo industrial de explotación de cerdos que Cefusa, del Grupo Fuertes, tiene en Hellín (Albacete) para exigir una moratoria estatal inmediata a la ganadería industrial y la reducción de la cabaña ganadera por su impacto en el cambio climático, la deforestación y la contaminación del aire, suelos y agua, así como para reclamar mayor bienestar animal. Los activistas portaban pancartas con los mensajes “La carne industrial contamina”, “#PlanetaEnCarneViva” y “Stop ganadería industrial”.

Un grupo de activistas ha desplegado una pancarta junto a las balsas donde se acumula la gran mayoría de los excrementos de los animales para visibilizar su extraordinaria dimensión (cerca de 130.000 m2, el tamaño equivalente a más de 120 piscinas olímpicas), mientras que otro equipo se ha subido al tejado de una de las naves para pintar el lema “Planeta en carne viva” y poner de manifiesto que la ganadería industrial está destruyendo el medioambiente.

“Estamos ante una emergencia climática y, con esta acción, Greenpeace quiere alertar sobre el grave daño ambiental que provoca la ganadería industrial y mostrar lo mucho que contamina la inmensa mayoría de la carne que consumimos y que proviene de auténticas fábricas de cambio climático, no de granjas sostenibles” afirma Luís Ferreirim portavoz de Greenpeace España.

Los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica sobre las emisiones de gases de efecto invernadero en España muestran que uno de los sectores que incrementó sus emisiones es el de la ganadería, con un 1,4% más que en 2017, en particular, debido a la gestión de los excrementos de los animales que aumenta las emisiones un 2,4%. Desde 1990 se incrementaron un 10% las emisiones de la ganadería y es la responsable del 67% de las emisiones del sector agrícola. Las peores consecuencias del cambio climático sólo se van a poder evitar si se reducen las emisiones de todos los sectores.

El complejo industrial de Cefusa, en Hellín (Albacete), está compuesto por 12 núcleos con una capacidad para unos 150.000 animales. La finca donde están las explotaciones tiene una concesión de la Confederación Hidrográfica del Segura para poder utilizar hasta 1.435.225 m3 de agua anuales, lo mismo que consumen casi 29.000 personas al año (1). La ingente cantidad de excrementos producida queda patente por el número y tamaño de las balsas que tiene el complejo industrial, sin parangón en el resto de España.

Se trata de la macrogranja de porcino más contaminante de España en amoniaco, más que cualquier refinería de petróleo, planta de tratamiento de residuos peligrosos o fábrica de fertilizantes sintéticos de España. Además, según el mismo Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes se puede constatar que este complejo industrial de Cefusa es también la explotación ganadera más contaminante en cuanto a emisiones de metano, un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el CO2.

De acuerdo con la información disponible, las emisiones de amoniaco de España se encuentran un 39% por encima del techo de emisiones establecido en la Directiva 2001/81/CE, lo que ha llevado a la Comisión Europea a advertir a España que la reducción de estas emisiones junto con la contaminación del agua por nitratos, originada también por los excrementos producidos en explotaciones como la de Cefusa, deben ser dos de las prioridades de las actuaciones ambientales de España en 2019.

Cefusa es la “principal suministradora de ganado a la empresa cárnica del Grupo Fuertes, El Pozo Alimentación”, tal como se puede leer en la página web del grupo empresarial, y tiene al menos 21 explotaciones que, por sus dimensiones, están obligadas a declarar sus emisiones contaminantes.

Greenpeace demanda a las autoridades competentes que pongan al medioambiente y la salud de las personas en el centro de sus prioridades, no permitan la construcción de ninguna otra explotación de ganadería intensiva, desarrollen un plan para reducir la cabaña ganadera a, al menos, la mitad en 2030 y que permita, a la vez, la transición hacia un modelo de ganadería sostenible, veten la importación de soja y otras materias primas procedentes de zonas deforestadas y fomenten la adopción de la “dieta de salud planetaria”.

A Cefusa, así como a otras empresas dedicadas a la explotación intensiva de ganado, Greenpeace pide que no abra ninguna otra explotación de ganadería industrial ni amplíe las existentes, que reduzcan a la mitad su capacidad productiva de aquí a 2030 y se comprometan a no utilizar soja u otros piensos procedentes de zonas deforestadas, ni de cultivos transgénicos.

“La ganadería industrial es una bomba de relojería que tiene de ser desactivada de inmediato. Es urgente establecer una moratoria estatal y reducir drásticamente la cabaña ganadera para poder cumplir el Acuerdo de París, la Directiva de Nitratos y respetar el umbral de emisiones de amoniaco“, ha concluido Ferreirim.

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