Un equipo de la Universidad de Maryland descubrió que existen receptores del sabor amargo en las vías respiratorias y además, han observado que su estimulación provoca su dilatación, lo que podría convertirlos en un buen tratamiento para el asma o el EPOC, según consigna el diario El Mundo.
Nuestra lengua contiene miles de receptores gustativos que no sólo sirven para distinguir los sabores sino también, como es el caso de los destinados al amargo, para evitar intoxicarnos con los alimentos.
Pero ésta podría no ser su única misión. Los científicos encontraron recientemente la expresión de varios receptores del sabor amargo en el músculo liso de las vías aéreas, según aparece en la revista 'Nature Medicine'. El motivo de su presencia en este extraño sitio era una incógnita así que se pusieron manos a la obra para averiguar cómo funcionan y para qué sirven.