Eran respetados por su enorme masa muscular, y quizás por su buena determinación en el octágono. Pero ambos duraron poco más de 10 minutos frente a oponentes de menor envergadora. Brock Lesnar y Bobby Lashley, ex luchadores de la World Wrestling Entertaiment (WWE), demostraron que la fuerza "bruta" algunas veces equivale a su verdadero significado.
Como se sabe, Lesnar y Lashley, pertenecientes a las marcas Strikeforce y UFC, perdieron literalmente todo en el 2010. Al primero le faltó el gas y se quemó en el segundo asalto ante un vendabal de puños que le hubiera significado una lucha titular por el cinturón pesado; a Lesnar le arrebataron lo que Lashley buscaba y quedó aún más humillado.
Ambos luchadores de las Artes Marciales Mixtas (MMA) son catalogados como moles humanas. Con un peso de 272 libras, Lashley cayó ante Chad Griggs de solamente 228 libras. En tanto Lesnar, con 265 libras fue nada sobre las 244 de Caín Velásquez, primer campeón mundial UFC de origen latino.
La estrategia fue decisiva
En el caso de Brock Lesnar la definición de "inocente" y "confiado" cae por sí misma. Su esquina aparentemente no rescató los videos de Caín y decidió ir a todo babor desde el inicio de las acciones. Encontró un fuerte contrincante, que disparó en vez de huir y finalmente se llevó la corona, y una humillante derrota en solo un episodio de menos de cinco minutos.
Por su parte, Lashley, ex agente especial en uso de armas y tácticas, arrancó agresivo y siempre fue para adelante. El demonio negro conectó bien arriba y en la zona media, tumbándolo varias veces y, a los segundos de finalizar el primer asalto, se pensó en un nocaut que nunca llegó. La emoción le jugó sucio y agotó todo el combustible para ponerse de espalda y anotar su primera derrota en las MMA.
Por Fidel Ríos Gonzáles.