Un estudio reaizado por investigadores del Massachusetts General Hospital reveló que los varones que consumen continuamente alimentos ricos en grasas tendrían menos esperma y de peor calidad, a diferencia de aquellos que ingieren más alimentos con grasas polisaturadas como el omega-3, presentes en el pescado y el aceite.
Los hombres que comían más grasas saturadas presentaban una cantidad de esperma en 43% menor que los hombres que consumían menos y una concentración 38% menor. En este contexto, descubrieron que la relación entre las grasas y la calidad del semen estaba en gran medida condicionada por el consumo de grasas saturadas.
Por su parte, la investigación demostró que aquellos que consumían más grasas omega-3 presentaban algo más de esperma (1,9%) y de consistencia correcta a diferencia que los de menores ingestas de ácidos grasos naturales.