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Domingo 30 de septiembre 2012

La galvanoterapia o bio-electroterapiam

Por: Dr. Santos Martín.
La galvanoterapia o bio-electroterapiam
Foto: medestetica.com.ar

La galvanoterapia es un método complementario en el tratamiento local de los tumores, tanto malignos como benignos, y consiste en hacer circular la corriente galvánica a través del tumor. Su origen se remonta a principios del siglo XX, al mismo tiempo que se empezaba a practicar la radioterapia, de la cual fue, frecuentemente, terapia complementaria.

La célula tumoral no posee las características eléctricas de la célula sana. Mientras que esta obtiene su energía por medio de la glucólisis aeróbica, la tumoral lo hace con carencia de oxígeno (anaerobia), por ello la obtención de energía es mucho menor: 2 ATP frente a los 38 de la célula sana. Este déficit de energía hace que la célula tumoral consuma mucha glucosa y que en su metabolismo genere una gran cantidad de ácido láctico, que inmediatamente expulsa al exterior, lo cual provoca que el tejido alrededor del cáncer sea muy ácido, mientras la propia célula tumoral es alcalina. El famoso PET diagnóstico se basa justamente en esa mayor capacidad de las células tumorales en captar el azúcar.

La corriente eléctrica galvánica se hace pasar a través del tumor por medio de unos electrodos situados en la periferia del mismo. Estos electrodos pueden ser en forma de agujas de platino o bien en forma de electrodos cutáneos, según la localización del tumor. Generalmente los electrodos de aguja son más efectivos que los cutáneos, ya que permiten un mayor paso de corriente.

La intensidad de la corriente es bastante baja, oscila entre 1 y 25 voltios. No se necesita intensidades mayores, ya que la resistencia eléctrica de las células tumorales es muy baja: 250 Ohm frente a los 2500 de las células sanas. Esa menor resistencia hace que la electricidad se desplace casi exclusivamente por el tejido tumoral respetando el sano.

Los efectos biológicos de este procedimiento terapéutico son los de generar una necrosis aséptica en el tejido tumoral, que en ocasiones sale al exterior por medio de una fístula, que cura en pocos días. En otras ocasiones, el sistema linfático se hará cargo del tejido necrótico. El tejido muerto será sustituido por tejido de cicatrización.

La realización práctica de esta terapia es sencilla, por lo general requiere pocos medios y carece de peligros. Los equipos actuales difieren mucho de los antiguos; suelenestar controlados a través de un sistema informático que analiza y regula la intensidad óptima de trabajo. Cuando se emplean agujas, puede ser preciso un control ecográfico de la situación de las mismas, para asegurarnos que el tumor está convenientemente rodeado. Esto no será necesario si el tumor es fácilmente palpable, como en una mama, o visible, en los casos de tumores cutáneos. Si se aplican las agujas, es preciso realizar una anestesia local de la zona. Los electrodos cutáneos pueden generar, en algunas ocasiones, un eritema de la piel, que cede a los pocos días y que como mucho precisará de una hidratación abundante.

Las experiencias clínicas realizadas con este procedimiento empiezan de manera sistemática con el Prof. Nordenström BEW de Suecia, que fue quien estudió exhaustivamente la acción de la corriente galvánica en los tejidos tumorales y sus efectos en los pacientes. En Austria, fue el doctor Pekar quien, después de un largo período de experimentación con animales, comienza a mediados del siglo veinte a tratar pacientes con cáncer. Si bien en Europa esta terapia continúa siendo aún muy marginal, no sucede lo mismo en otros lugares como China o Rusia, en los que este tratamiento se aplica en múltiples hospitales. Las condiciones de estas sociedades son muy diferentes a las nuestras.

El uso de dicho tratamiento está condicionado por dos factores fundamentales: el primero, que el tumor esté en una única localización.

Se trata, por lo tanto, de un tratamiento local.

La segunda condición es que sea asequible a los electrodos o agujas. Evidentemente este tratamiento no pretende sustituir a una operación, pero hay momentos en los que operar otra vez un tejido cuyos bordes quirúrgicos no están limpios o una zona previamente tratada e irradiada, como pueden ser las recidivas locales de los cánceres de mama, tiene resultados desastrosos. La galvanoterapia puede ser en estos casos una solución efectiva. Su eficacia en los tumores de piel ha sido documentada en muchas ocasiones, tanto en los benignos como en los malignos. Parece ser que este tratamiento sensibiliza a las células tumorales tanto para la acción de la quimio como para la radioterapia (Con información de la revista digital La Eco).

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