Concluyó la conferencia del clima de Lima: al final, lo mínimo necesario

Concluyó la cumbre del clima de Lima. El balance: los diplomáticos del clima escogieron finalmente una vía difícil, pero peor era nada. Si de lo que se trataba era de allanar el camino para la Conferencia de París, en diciembre de 2015, donde se espera que se firme el primer acuerdo mundial que tanto a los países industrializados como a los en vías de desarrollo se comprometan en llevar a cabo una acción colectiva para luchar contra el calentamiento global.

Las 195 delegaciones finalmente, bajando el telón de la COP20, llegaron a un acuerdo este domingo 14 de diciembre, luego de dos semanas de maratónicas discusiones, a lo cual hay que añadir las 36 horas de prolongación, sin las cuales la reunión limeña hubiera terminado siendo una decepción y un fracaso, es decir un fiasco. Aunque en verdad se esperaba más, mucho más de lo que se ha conseguido.

Razones para pensar en esto no faltan: el impulso dado al evento por la cumbre de jefes de Estado que se llevó a cabo en Nueva York en el curso del mes septiembre último, al igual que el acuerdo bilateral entre los Estados Unidos y China, los dos principales productores de gases con efecto invernadero en el planeta.

Sin embargo, los negociadores no han ido más lejos que lo que implica un acuerdo sobre bases mínimas: los Estados Unidos de Norteamérica han admitido que la adaptación al cambio climático no podía ser tratado como un problema de segundo orden. Por su parte, los países menos desarrollados o las pequeñas islas, cuyas emisiones de gas con efecto invernadero son mínimas, han señalado que el costo que representa ya para ellos el hecho de adaptarse a los impactos del calentamiento. Algo que hacen al precio de sus inversiones para el desarrollo y la lucha contra la pobreza.

Nota

El objetivo de la COP20 era llegar a emitir un borrador ambicioso, en el marco de las discusiones que se han iniciado en el 2011, para el texto que se espera sea firmado en la Cumbre del Clima de París en diciembre de 2015. Se trata de evitar que el incremento de la temperatura, de aquí al 2100, no supere los 2° C.