Leer y comprender el contenido nutricional de lo que se va a consumir es un hábito que se debería incorporar en el día a día para mantener un estilo de vida saludable. Sin embargo, muchas personas ignoran que la información de las etiquetas en los alimentos es una herramienta muy poderosa que brinda datos reales de lo que se va a ingerir.
Por ejemplo, para los que sufren de intolerancia a la lactosa, son alérgicos a algunos compuestos de los alimentos o aquellos que están sometiéndose a un régimen nutricional, su atención en el detalle que revela la etiqueta, es aún más fundamental.
El Dr. Arnaldo Hurtado, médico nutriólogo de Laive, asegura que “si eres intolerante a la lactosa es importante revisar las etiquetas y verificar que sean 0 % lactosa, ya que los que contienen bajas cantidades de lactosa, también podrían generar molestias como nauseas, embalonamiento, dolor gástrico y, en algunos casos, pueden presentarse diarreas”, afirmó.
Al respecto, Hurtado señala cuáles son los principales datos que se deben tener en cuenta en las etiquetas de los productos que vamos a consumir:
- Ingredientes: Son lo primero que se debe revisar para conocer la composición real del alimento. Están colocados en orden de lo que más contiene a lo que menos contiene. Por ejemplo, si aparece en primer lugar el azúcar, significa que lo que más contiene ese producto, es azúcar.
- Lactosa: Los lácteos contienen un carbohidrato que no endulza (una azúcar) llamado lactosa, que es la mezcla de galactosa y glucosa. La lactosa está presente no sólo en la leche de vaca, sino en la de todos los mamíferos, incluyendo la leche materna. En condiciones normales, el intestino produce una enzima llamada lactasa, la cual desdobla a la lactosa permitiendo procesarla. Sin embargo, existen personas que desarrollan o nacen con la dificultad de procesar dicha azúcar, este problema es conocido como intolerancia a la lactosa.
- No es lo mismo un producto deslactosado que uno de 0 gramos de lactosa: El deslactosado tiene cierto grado de este elemento, lo cual podría afectar a quienes sufren por ingerir mínimas cantidades. Por eso, es importante que el consumidor revise las tablas nutricionales en el empaque del producto para asegurarse de que sea un producto 0 gramos de lactosa porque es el único que asegura evitar la aparición de los molestos síntomas.
- Tamaño de la porción: Se refiere al contenido del envase y la cantidad de porciones que posee el mismo. Es clave para calcular los nutrientes y calorías que se consumirá. Un error muy frecuente es creer que una porción equivale al envase o paquete completo. Por ejemplo, una barra de chocolate puede tener dos porciones y si se consume toda la barra, se debe multiplicar por dos la cantidad de calorías y todo el contenido.
- Contenido energético: Les indica la cantidad de calorías que tiene una porción. Lo recomendable es consumir menos del 30% de calorías derivadas de la grasa.
- Porcentaje de valores diarios: sirve para saber si el alimento posee alto o bajo contenido de un determinado nutriente. Se considera que es buena fuente de un nutriente si una porción aporta entre el 10% y 19% del valor diario. Si aporta un 5% o menos del valor diario, se considera que posee un bajo contenido del nutriente.
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