Una flor aplastada en una roca de hace unos 47,5 millones de años y magníficamente conservada ha sido descubierta en el noroeste de la Patagonia argentina.
Es una flor precursora evolutivamente de plantas actuales como los girasoles, las margaritas, los crisantemos, las lechugas y las achicorias.
Se trata de un ejemplar rarísimo por su antigüedad, dado que los restos en el registro fósil de estas flores, sobre todo granos de polen, son más bien escasos.
Viviana Barreda y sus colegas han encontrado la flor del pasado y, tras analizarla, consideran que muestra rasgos característicos de las asteráceas, una familia que cuenta con 23.000 especies salvajes conocidas y que se encuentran en todos los continentes excepto en la Antártida.