Científicos demostraron a través de simulacros que en el momento en que se formó la Luna, esta estaba situada mucho más cerca de la Tierra, a escasos 22.530,8 kilómetros de distancia, comparados con los 402.336 kilómetros de hoy en día.
La investigadora espacial Maggie Aderin-Pocock señala que la Luna continúa en una órbita que la aleja de nuestro planeta a un ritmo de 3,78 centímetros por año.
Como se sabe, sin la Luna, la Tierra se desaceleraría lo suficiente para volverse inestable, pero esto puede tomar miles de millones de años y tal vez nunca suceda.
Además, el distanciamiento de nuestro satélite natural es la causa de la actividad de las mareas del planeta.