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REVISTA

La semana del Chilcano de Pisco

Compañero de tertulias
Este trago me sabe a Lima, a esa ciudad emergente, heterogénea, de limeños criollos y desenfadadas citadinas. Una Lima de voces tímidas y silencios estridentes. Mi Lima que crece a costas de su propio sacrificio, pero que tiene un espacio lo suficientemente amplio para acoger ilusiones, para ver crecer proyectos y para detenerse a admirarlos en buena compañía y con un desafiante chilcano, que rete nuestros más místicos deseos.
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La semana del Chilcano de Pisco

Y me gusta hablar de Lima, porque he probado sus tradiciones; he cruzado sus calles saboreando las diversas etapas de mi vida. Las pizcas que de su historia conozco han puesto color a mi propia historia, haciendo trazos imborrables y gratos, escuchando leyendas y conociendo personajes.

He podido descubrir a través de sus vaivenes, sones de una música viva con guitarra y cajón a la orden. Aguaditos y escabeches en sus mañanas bohemias, cielos grises por las tardes sin un asomo de lluvia y noches interminables de argumentos y pregones.

Mas mi vida, no representa lo que parecen decir mis líneas; todo es parte de la leyenda, de esa leyenda urbana con la que me rocé varios años de mi vida. Leyendas con nombres propios, con autores y cantores; historias que me atrapan como si fuera la protagonista, aunque solo haya sido invitada al reparto de esta gran escena donde la ciudad de Lima no tiene reemplazo. 

Los limeños y limeñistas, comemos, bebemos, hablamos, escuchamos y nos enamoramos de Lima. Cada uno de sus rincones añejos invita a la bohemia y a la tertulia con compañía, y qué mejor compañía que un chilcano de pisco

A "CHILCANEAR" SE HA DICHO

La experiencia nos enseña que las grandes movilizaciones empiezan con líderes y caudillos, embebidos de la causa que los convoca. Totalmente convencidos y por ello son gratuitos propulsores de las ideas que enarbolan.  Esta movilización, felizmente social y no política, no es ajena a la definición.  Y en nuestra abierta posición de asidua al pisco en su refrescante forma de chilcano, hemos encontrado a esos líderes y también seguidores de este coctel liviano, pero con personalidad. Bebida que le hace justicia a la investidura de nuestro trago nacional.

En la edición del Mistura 2010, el pasado setiembre, conocimos a quienes se organizan para darle forma concreta y “oficialidad” al consumo de chilcano de pisco. Si bien es cierto que todos los bares, barras y restaurantes lo tienen en sus cartas como uno de los tragos más representativos de las noches limeñas, es imperativo darle su lugar por sus características ofrecidas y por su calidad de peruano, en un evento que está a puertas de celebrarse.

Manuel Cadenas, periodista, pisquero, pero sobretodo chilcanero, nos sugirió probar un chilcano –como se debe- durante la celebración del evento gastronómico más importante de nuestro calendario. Créanme que fue el mejor que probé, y ahora, algunos meses después de esa experiencia, nadie baja del peldaño de mis preferencias, la suavidad, la frescura y la personalidad de ese chilcano primaveral.

“El chilcano, siempre había estado ahí, por lo tanto, no había necesidad de inventar nada para encontrar las cualidades que el pisco requería de un cóctel para entregarle credenciales de embajador plenipotenciario ante propios y extraños: fácil y exportable, juvenil, fresco, versátil, expresivo; siempre digo que es la experiencia más cercana a beber pisco puro, maridable, saludable, sin resacas y de largo aliento para dilatadas jornadas.

Contraponerlo al pisco sour, es un ejercicio que le hace poca justicia al otro gran cóctel pisquero, cuyas virtudes van por distinto camino: elegancia, complejidad, potencia, sofisticación. El chilcano brilla por sí mismo sin necesidad de referentes. Hunde sus raíces en la historia tanto como el pisco sour -se tiene certeza que nacen casi en paralelo- pero en su caso, surge de la imaginación y creatividad popular y no de las barras expertas, como casi todos los potajes famosos de la culinaria peruana, como el cebiche, la causa o el tacu tacu.  Por eso, merecía una celebración distinta, y la Semana del Chilcano es eso: un festejo con su propio carácter, en el que el escenario es todo el Perú, todo lugar en el que se pueda destapar una botella de pisco, una de Ginger ale, enfriar con hielo y aportar la rodaja o cáscara de limón”.

Las palabras de Manuel son un grato homenaje al coctel que mejor describe las bondades del pisco. Su generosidad en ser una bebida que no ocasiona las consabidas resacas o malestares, permite que sea el compañero ideal de las largas tertulias a las que los periodistas nos abocamos cuando estamos en un lugar agradable y con personas que animen esa conversación grata o quizás en complicidad con la música que inspira emociones diversas, sea también el incitador oportuno que nos sensibilice ante voces cantoras o melodías únicas.

El Chilcano de Pisco está de fiesta y la invitación a probarlo en más de 200 locales está en marcha desde este martes 11 de enero.  La segunda edición de esta celebración iniciada el año pasado debe sobrepasar en expectativa y concurrencia en los bares, restaurantes y hoteles que se han aunado a la causa. Los invito a dejarse llevar por su refrescante sabor y por ese autentico sello peruano que cada sorbo ostenta. 

Para mayor información de ofertas, restaurantes y un tour en el bus del chilcano, visita http://www.semanadelchilcano.com/

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