El Santo Malverde, que no es reconocido por la Iglesia católica, y es considerado por unos como el santo de los narcotraficantes y por otros, como el de los pobres, recibió a cientos de personas, en su mayoría pobres, que llegaron hasta su capilla para festejar el 102 aniversario de su muerte en Culiacán, capital del estado de Sinaloa.
Creyentes, procedentes de diferentes estados del país, llegan cada 3 de mayo a venerar la imagen, un busto de yeso, de un hombre blanco de mirada profunda y bigote poblado, vestido con una camisa blanca, corbata negra y un sombrero. Al que se le colocan cadenas de oro, sombreros, crucifijos y toda clase de objetos para recibir la bendición del santo.
Jesús Manuel González, quien cuida la capilla, aclará que Malverde "No es el santo de los narcos como dicen, es el santo de los pobres, del que venga y le pida con fe, él es el bandido generoso, el santo del pueblo".
La leyenda de Jesús Malverde creció en la segunda mitad del siglo pasado, cuando la actividad del narcotráfico se incrementó en el país, justo en Sinaloa, estado considerado cuna de los más importantes capos de los carteles mexicanos, según información del diario Correo.