Le metió su chiquita. El cardenal Juan Luis Cipriani dejó la sotana colgada y enfiló sus baterías contra la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, a quien se le reprocha su inoperancia en obras al frente de capital.
“Hoy cualquier “Chilindrina” quiere explicarnos el mundo. En los tiempos actuales se duda de todo, y algunas autoridades creen que se puede programar a Dios a su antojo”, dijo Cipriani en referencia a la burgomaestre.
La prensa supone que el representante de Dios se habría molestado por la ordenanza que establecería sanciones para los establecimientos comerciales que impidan manifestaciones en favor de los homosexuales.