Era una tarde de agosto, con poco calor y mucho frio, pero igual Selena Gomez decidió ir a una playa de Miami, hasta que se encontró con un ocurrente lente que la observó y recibió su vuelto.
El paparazzi, escondido entre las ramas de una tienda aledaña, sigiloso, tal vez por lo que ganaría por la exclusiva, captó a la estrella juvenil y una amiga sentadas y hablando de todo.
La charla pudo girar en torno a su novio Justin Bieber, o la reacción de las 'biliebers' que, en muchas oportunidades, la amenazaron de muerte. O tal vez sus próximas giras o el lanzamiento de un nuevo disco.
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