Argentina en una encrucijada más de su destino

El domingo 23 de octubre se llevará cabo las elecciones presidenciales en la República Argentina. Todo parece indicar, pese al gran descontento de muchos sectores importantes del país con la dinámica de la actual administración federal, que será reelecta la actual Presidente Cristina Fernández de Kirchner.

Para encontrarse en esta situación, la viuda de Néstor Kirchner ha contado el importante apoyo de los sindicatos representados por la poderosa Confederación General del Trabajo (CGT) liderada por su Secretario General Hugo Moyano. Otro apoyo importante es, sin lugar a dudas, el proveniente del Partido Justicialista (PJ), el partido más organizado en el país, algo así como el aprismo peruano desde el punto de vista de la organización.

El Justicialismo, partido fundado por quien fue tres veces Presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, en la década de los 40s del siglo pasado, en las riendas del poder en nuestros días en varias provincias y ciudades a lo largo y a lo ancho del territorio nacional, respaldará a la candidata del oficialismo en las elecciones a realizarse a la vuelta de la esquina.

Aunado a ello, no está demás decir que el actual gobierno se beneficia electoralmente por la muy nutrida política de subsidios que ha implementado. Subsidio al desempleo, subsidio a la vejez y a la niñez, subsidio al transporte público, se adicionan uno tras otro a otros más que, generando gran gasto, producen relaciones de clientelismo político y mucho, pero mucho, despilfarro de recursos de todos los argentinos. Algo que beneficia electoralmente a la actual presidente.

Sin embargo, pese a  contar con esos apoyos, la candidata oficialista tiene malas relaciones con instituciones señeras del país como son la Iglesia Católica y las Fuerzas Armas (FFAA). Estos enfrentamientos y pésimas relaciones, se suman a las que tiene con la oposición, con la prensa y un sector muy productivo de la economía argentina como es el sector agrícola ganadero, más conocido como El Campo.

Que quede claramente establecido, al menos lo es para mí, la probable reelección de Cristina Fernández de Kirchner no se debe tanto a los aciertos de su gestión de gobierno, los que comparativamente son menos en número que los desaciertos, sino más bien a la falta flagrante de articulación y coherencia de aquellos que ocupan el campo de la oposición. Un colectivo que no ha logrado convergencia en sus propuestas y que carece de un líder fuerte capaz de vencer al kirchnerismo después de Néstor Kirchner.

Una oposición mediocre, sin visos de horizonte. Un grupo amorfo desde el punto de vista político, carente de espíritu, incapaz de ver que hubiese sido posible encontrarnos hoy en otro escenario de haber apoyado al mejor entre los candidatos de la oposición que es Eduardo Duhalde, quien goza de la experiencia de haber sido Intendente, Gobernador, Vice Presidente y Presidente de la Nación. Alguien que le hubiese complicado la vida a quien nos gobierna e, incluso, por qué no derrotarlo.

Triste es el destino de Argentina que hoy no encuentra ni entre los que detentan el poder federal, ni entre en quienes desean sustituirlos, a los hijos de una patria al servicio del interés general a fin de engrandecer a la Nación.  Espero que no todo este perdido de aquí al domingo 23 de octubre, cuando millones de argentinos se volcarán a las urnas para renovar el poder ejecutivo, además de elegir representantes para renovar parcialmente la Cámara de Diputados y el Senado de la Nación. Lo espero por mi patria que tanto amo.