Fin y comienzo de un ciclo

Nuestra vida está compuesta de ciclos, así como la Naturaleza y también el Universo, somos un microcosmos dentro de un monumental y cuántico espacio-tiempo. Este ciclo social llamado año, está a punto de terminar y marcamos este final con múltiples actividades, que nos hacen correr y estresarnos, cuando en realidad el tiempo solo transcurre.

Dos celebraciones importantes marcarán el fin de este ciclo: la Navidad y El Año Nuevo. La primera, más que un derroche de compras y consumismo innecesario, debemos vivirla como una íntima y familiar experiencia, que además nos recuerde, que todos nacimos como hijos de Dios y algún día retornaremos también al Padre. 

La Navidad nos debe permitir mirarnos en dos aspectos muy importantes : uno, es la relación con nuestra familia, afectos, distanciamientos, rencores, con aquellos seres consanguíneos que conforman nuestro grupo familiar y que de acuerdo a la teoría de la reencarnación, son parte de los grupos de almas, con los que venimos encarnando sucesivamente, ocupando diferentes roles.  

En segundo lugar, quizá debamos revisar nuestro aspecto espiritual, la relación con la divinidad en su más pura expresión, independiente de si pertenecemos  a alguna religión o no. Como se ha manifestado Dios este año en nuestra vida, con bondad, magia, milagros, o con fuertes experiencias de dolor, pérdida, enfermedad, carencias de todo tipo.

Sea cual fuese lo que nos tocó vivir, debemos verlo como formas de evolución para nuestra alma y además en todos esos procesos, estuvieron junto a nosotros, ángeles, guías, guardianes y maestros espirituales de diferentes jerarquías, que aunque no los veamos, siempre estuvieron tutelando nuestra evolución como almas.

El Año Nuevo una celebración más social, donde los brindis, abrazos y los fuegos artificiales, no debieran impedir que hagamos un balance del año que se retira, en cuanto a lo bueno y malo que nos ha tocado vivir y como de esas experiencias, podemos evolucionar y aprender a no repartir los mismos errores, en el año que se avecina.

Nuestro planeta atraviesa hoy por un periodo decisivo y fundamental, en lo que concierne especialmente a la evolución de la especie humana, de lo cual dan cuenta los grandes e intensos cambios, que ha tenido el mundo durante el año 2011, en aspectos sociales, económicos, políticos, religiosos, ambientales, científicos, tecnológicos y que seguirán ocurriendo en diferentes lugares, como una potente señal de la caída del viejo orden y el renacimiento de un mundo más justo, ecológico, solidario y luminoso.

Y finalmente sin darnos cuenta, ya nos encontraremos en el año 2012, el de las profecías, que coinciden en que efectivamente se acaba el viejo mundo, caracterizado por el hambre, las guerras, la depredación de la Naturaleza, viejas estructuras económicas, políticas, sociales y religiosas, caen por su propio peso.

Muchos seres humanos están despertando ya a una nueva consciencia, está surgiendo por doquier, un anhelo de paz, de integración entre las naciones, la protección de la naturaleza y sus especies, el uso de nuevas formas de energía, una economía equilibrada que permita a todos un hogar y una subsistencia digna, evitando el acaparamiento de riqueza en manos de unos pocos.

También hoy muchos aprenden a conectar con su ser interno, encuentran a Dios en su interior, no necesitan religiones, ni gurúes, ni dogmas, ni tabúes.

La Era de Acuario es de aire, los cambios en el mundo continuarán y muy rápido, los cambios personales también, sólo debes mantenerte tranquilo(a), evita impactarte con noticias catastróficas, no tengas miedo, todo está bien. Agradece por estar acá, en este momento tan importante, tienes el privilegio de ser parte de un parto cósmico, del renacer de nuestro amado planeta y la reintegración de las consciencias individuales , que nos harán sentirnos uno con los otros, con el reino mineral, vegetal y animal, con nuestro sistema solar, con la galaxia y con todo el Universo. Esperemos centrados y tranquilos, el solsticio del 21 de Diciembre del 2012, cuando el sol se superpondrá exactamente, con el punto de intersección de la eclíptica de la Vía Láctea y el Ecuador, lo cual será “como abrir una puerta al cielo, para la Tierra”.

(*) Psicóloga Clínica y Educacional – Chile