El sonido de un iPhone malogró un concierto de música clásica en unos de los auditorios más reputados de Nueva York.
Cuando transcurría el movimiento final de una de las sinfonías y las arpas, violines y violenchelos se lucían al ritmo del director, un ringtone se unió al ritmo de los instrumentos, causando la incomodidad de muchos.
El jefe de la orquesta -un tanto molesto- detuvo la presentación y esperó hasta que éste se detuviera.