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Viernes 13 de enero 2012

Jorge Luis Borges entrevistado por Noel Clark

Para el Servicio Latinoamericano de la BBC.
Jorge Luis Borges entrevistado por Noel Clark
Foto: taringa.net

Entrevista realizada en 1969, cuando la Universidad de Oxford anunció su decisión de conferirle al escritor argentino el título de Doctor Honoris Causa.

 

 ¿Cuál fue su primera reacción cuando le anunciaron que Oxford había decidido otorgarle este título?

Mi primera reacción fue una reacción de estupor, estupor total, y recordé que yo había pensado una vez que una buena noticia, cuando llega, puede producir el mismo efecto que una mala noticia. Es decir, una noticia de estupor, ¿no?, y luego naturalmente una sensación, una impresión de gratitud porque creo que se trata de un generoso error de la universidad.

De ninguna manera profesor.  Dígame, ¿Usted va a venir a Inglaterra, espero, a recibir el honor?

Sí y, además, ocurre un hecho, una coincidencia -salvo que la realidad está hecha de coincidencias- y es que yo iré el 7 de junio y el 7 de junio va a ser el cumpleaños, como decimos aquí, el santo de mi mujer, de modo que la Universidad de Oxford, sin saberlo, sin proponérselo, sin sospecharlo, nos ha hecho un espléndido regalo a Elsa -Astete Millán-, mi mujer, y a mí para esa fecha.

Además, yo estuve una vez en Oxford, creo que pasé una noche allí, hará bastantes años, pero, de algún modo, puedo decir que siempre estuve en Oxford y, con más certidumbre, que siempre estuve en Inglaterra, no sólo por alguna sangre inglesa que tengo, sino porque casi todo lo que yo he leído, lo he leído en inglés.

Y, además, Inglaterra tiene algo que no tienen otros países, sobre todo la literatura inglesa tiene algo distinto.

Es que si usted piensa en otras literaturas, ciertamente admirables -la literatura italiana, la literatura francesa, la literatura alemana- usted piensa, en primer término, en libros, en una biblioteca.

En cambio, si usted piensa en la literatura inglesa, usted piensa en personas.

Alguna vez usted ha escrito poemas en inglés...

Sí, yo escribí algunos hace mucho tiempo pero actualmente siento -lo que también sentí entonces, pero yo era joven y atolondrado- siento demasiado respeto por el idioma inglés para intentar esa aventura.

Pero mis amigos me dicen que hay algo inglés, algo espontáneo y no deliberadamente inglés, en mi manera de escribir en español.

Y si mis amigos tienen razón, yo tengo una razón más para sentir gratitud por Inglaterra. Inglaterra que hizo tanto para mí y que hizo tanto por el mundo, digámoslo así.

Profesor, sus poemas y sus cuentos son muy bien conocidos en el extranjero, pero creo que usted no ha escrito ninguna novela. Si es así, quisiera preguntarle si hay alguna razón específica.

Yo creo que hay dos razones específicas: una, mi incorregible holgazanería, y la otra, el hecho de que como no me tengo mucha confianza, me gusta vigilar lo que escribo y, desde luego, es más fácil vigilar un cuento, en razón de su brevedad, que vigilar una novela.

Es decir, la novela uno la escribe sucesivamente, luego esas sucesiones se organizan en la mente del lector o en la mente del autor, en cambio uno puede vigilar un cuento casi con la misma precisión con que uno puede vigilar un soneto: uno puede verlo como un todo.

En cambio, la novela se ve como un todo cuando uno ha olvidado muchos detalles, cuando eso ha ido organizándose por obra de la memoria o del olvido, también.

Además, creo que hay escritores -y aquí pienso en dos nombres, inevitables desde luego, pienso en Rudyard Kipling y pienso en Henry James- que pudieron cargar un cuento con todo lo que una novela puede contener.

Es decir, creo que los últimos cuentos que Kipling escribió están tan cargados como muchas novelas y aunque yo he leído y releído y seguiré releyendo "Kim", creo que algunos de los últimos cuentos de Kipling, por ejemplo "Dayspring Mishandled", o quizás "Unprofessional" o "The gardener", están tan cargados de humanidad, de complejidades humanas, como un libro como "Kim" y como muchas novelas.

Usted se ha llamado, profesor, con modestia, "un poeta de pocos temas". Me pregunto cuáles son, a su juicio, los temas principales de su poesía.

Creo que podemos reducirlos a uno solo, que para mí es el problema esencial de la filosofía, de la metafísica: creo que si pudiéramos resolver ese problema -pero, desde luego, no hay razón alguna para que seamos capaces de esa hazaña, no hay razón alguna para que el misterio del universo sea comprensible- ese tema es el tiempo.

El tiempo sobre todo relacionado al problema de la identidad personal, con lo cual volvemos a la antigua perplejidad del griego sobre el río, aquella famosa sentencia de Heráclito: "Nadie baja dos veces al mismo río".

Al principio pensamos que Heráclito habla del río, "nadie baja dos veces al mismo río porque las aguas cambian", y luego, con un principio de terror, sentimos que nadie baja dos veces al mismo río porque nosotros también somos el río, es decir, hay algo perdurable en nosotros y también hay algo cambiante.

Y ése es, me parece, el misterio del tiempo y creo que todo lo que yo he escrito se refiere, de algún modo, a esas dos perplejidades que son quizás la misma, la del tiempo y la de la identidad personal, la de la realidad del yo.

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