Meryl Streep pasó de ser la eterna nominada a los premios Oscar para convertirse en la ganadora por tercera vez y subir a la tarima, con su peculiar carisma, para invadir a los presentes y los millones de espectadores -en más de 49 países- con sus dotes naturales y originales de histrionismo.
La actriz estadounidense con 17 nominaciones, quien impresionó con su papel de Margareth Tacher en The Iron Lady, ha confesado que cree que probablemente nunca más suba a recibir un premio de la Academia.
Cabe resaltar que, su primera estatuilla la consiguió en 1979 por Kramer contra Kramer, poco después los nervios la traicionaron y la olvidó en el baño. Tres años después volvió a subir a la tarima por La decisión de Sophie y esta última vez a tenido que esperar casi tres décadas para dar un fastuoso discurso.