Aristóteles Picho: "Me vuelvo un investigador del lado oscuro del ser humano"

Aristóteles Picho es un 'filósofo' del teatro. Él ve más allá de lo real en cada escena. Analiza las situaciones y conductas de cada personaje al cual debe habitar. Junto a Alberto Ísola son los referentes artísticos para varias generaciones de actores de la última década. Picho prefiere las tablas de teatro que las cámaras de un set de televisón. La magia es distinta y el ilusionista lo dice. La siguienta entrevista le fue realizada en el 2009. 

Al llegar, noté que estabas grabando para un programa de televisión, ¿te lanzas a la conducción?

No, no, es sólo un programa que saldrá por cable, es el primer programa y me pidieron que los apoyara con la presentación de las secuencias, el programa ya está hecho. Simplemente es una invitación.

¿La extraña?, ¿extraña la tele?

No, nunca he estado tan vinculado a ella. Al cine y al teatro sí, pero a la televisión, no. Pocas novelas, una que otra serie pero nada más.

¿No lo llamaban o fue decisión personal?

No lo sé. Quizás no se dio el momento, no me interesó mucho, tal vez, no me atrae tanto, o…quién sabe.

¿Cuándo volveremos a verte en la pantalla grande?

Yo creo que muy pronto, no lo sé, algunas cosas que he filmado aún no salen. Pero ahora en diciembre, estaré filmando la película de Chicho Durand.

¿Cuál es el personaje?

Es un carpintero que devuelve dinero que se ha llevado por error. Un hombre bueno, a veces las cosas son así, esta vez me tocó representar uno bueno.

Hablando de ello, ¿por qué esa tendencia a interpretar a delincuentes?

El malo soy yo. Es muy atractivo hacer esos papeles. Me vuelvo un investigador del lado oscuro del ser humano.

¿Cómo realiza esa investigación?

Los estudio, recurro mucho a la observación, tarea de campo, como dicen. Y al mismo tiempo ver, como estos personajes se encarnan en la vida cotidiana.

¿Con cuál se queda?

Con ninguno. Todos los personajes que he hecho son importantes. Ya que en el momento que los realizo, se vuelven lo más interesante que hago. Los termino, y al cabo de un tiempo, aparece otro, y otro.

¿Cómo vuelca su experiencia en sus talleres de actuación?

A mí, me encanta la pedagogía. Siento que llena una parte importante en mi vida y por lo tal, si hay algo que sé, lo transmito. Creo que siempre hay nuevos valores, lo importante es que sepan llevar su profesión y sobretodo la quieran.

¿Cuál cree que es el lado negativo de dedicarse al arte?

Yo creo que la inconstancia. Aquí, uno termina un rodaje, un papel, y al día siguiente, te espera la calle. Es lo que hace tan duro, dedicarte a esto. Ojo, no deja de ser atractiva pero…

Si tuviera que pedir un deseo, ¿cuál sería?

Vivir tranquilo, incluye dormir bien y comer rico (risas).

¿Cuál es su platillo favorito?

Tengo muchos, pero si tengo que mencionar alguno sería el ají de gallina, es buenísimo. El lomo saltado, la comida criolla en general. Soy fanático de las pastas también.

¿Qué piensa que le depara el futuro?

Ser viejito, como ahora (risas).

¿Con familia?

Uhmm, creo que es demasiada responsabilidad tener hijos, entonces, me imagino, vagando por las calles o dedicándome a la enseñanza, y buscando comer rico. En la vida, hay que disfrutar de los placeres, y la comida es por excelencia el primero.

¿Hay placeres que no logra disfrutar?

Todos los gozo. Las cosas perversas los aparto de mi vista, como los noticiarios, es terrible todo lo que sucede, es dañino para mí.

¿Qué te enoja?

El tránsito, las combis, los que tocan el claxon con desesperación, los taxistas que siempre quieren adelantar. Todos ellos.

¿Hay motivos para que San Pedro no lo deje entrar al cielo?

No. Siempre he sido muy bueno (risas).