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Jueves 05 de abril 2012

Las plantas tienen una vertiente energética

Entrevista de Jordi Ardid a la licenciada en Química Isabel Costa Pararols
Las plantas tienen una vertiente energética
Foto: laeco.net

Isabel Costa es licenciada en Química, pero su búsqueda personal la ha llevado a indagar en las tradiciones más ancestrales para encontrar las plantas medicinales más adecuadas. Debido a ese interés, hizo un largo aprendizaje en el Amazonas, en un viaje iniciático donde encontró la esencia alquímica que necesitaba y donde descubrió una serie de técnicas chamánicas que le permitieron entender la alquimia entre la naturaleza y los sentidos.

¿Qué hiciste para iniciarte en el mundo de las plantas curativas?

Viajé a Brasil para formarme en plantas exóticas, plantas medicinales del Amazonas. Pude aprender el procedimiento de pasar de la hoja de la planta al medicamento fitoterápico. También participé en estudios etnobotánicos donde se usaban las plantas a un nivel espiritual.

¿En qué sentido?

Me di cuenta de que usaban plantas en su fin más elevado. Es como trabajar con la esencia de la planta, conectarla con el espíritu de la persona. Diría que era una sanación a un nivel espiritual, completamente diferente a la que estamos acostumbrados. No es una sanación estrictamente física, sino que podríamos llamarla de largo recorrido, de una forma más sutil, como si te diera una tranquilidad para calmar el alma.

¿Sería como una conexión con la naturaleza?

Exacto, sería como conectarse con la planta, entendiendo esta como lo que es, un ser vivo que tiene unas propiedades determinadas. Es buscar la esencia de la planta.

¿Y esa esencia cómo la consiguen?

No trabajan mediante procesos de maceración, sino con lo que llaman el espíritu de la planta, de una forma más intuitiva o más chamánica. Se trabaja a partir de cosas invisibles, a nivel de sensaciones o de vibraciones energéticas que actúan a través de diversas ondas.

Después de tu experiencia en Brasil ¿Podrías decirme cuáles son las plantas medicinales más habituales en el Mediterráneo? ¿Cuál es tu forma de trabajar?

Cada entorno tiene sus propias plantas. En el Mediterráneo la planta por excelencia es el romero, que tiene muchas propiedades. Ya antiguamente los alquimistas hacían alcohol de romero alquímico. Es una flor que florece dos o tres veces al año, es de fácil acceso, es silvestre y al mismo tiempo se puede cultivar.

¿Cuáles son sus propiedades?

Va bien para el dolor ya que activa el riego sanguíneo, sirve también para dolores musculares mediante friegas con alcohol, es útil para las piernas cansadas. Si por la mañana te friegas con alcohol de romero sientes más vitalidad, más energía.

¿Podrías darme una respuesta química a ello?

Sí, es a través de los llamados principios activos. Cada planta tiene sus propios principios activos, que están ya estudiados y analizados por la química orgánica. Eso lo trabaja mucho la química orgánica, que consiste en pasar de la hoja al medicamento. En la hoja se aplican unos disolventes, que es lo equivalente a lo que antiguamente era la maceración. Con este proceso, pasamos la parte activa de la planta al líquido. En términos químicos se le llama hacer una extracción.                   

“Se trabaja a partir de esencias invisibles, a nivel de sensaciones o de vibraciones energéticas”

El hecho de haber estudiado química antes es como un pintor que ha estudiado pintura antes de ponerse frente al cuadro.

Sí, y al mismo tiempo tiene una capacidad innata para combinar los colores. Lo mismo sucede con un bote de perfume o un aceite curativo. Cualquier planta tiene unas propiedades que también van a lo emocional, para reducir la angustia o la ansiedad, para reforzar tu voluntad. Las plantas tienen una parte más física y otra más energética o espiritual.

¿Cuál es el proceso que tú utilizas para realizar un perfume?

Lo primero es escoger las plantas que utilizarás, recogiéndolas de forma respetuosa con el medio ambiente. Por ejemplo, si quiero romero, no cogeré todas las flores de romero de un mismo arbusto. Siempre dejaré algunas para los insectos o para que la planta no se quede sin flor. También hay que usar un sexto sentido. Las plantas que dan al sol tienen el elemento fuego y tienen el principio activo más fuerte. Si la finalidad de la planta es para fines sedantes o relajantes es preferible que la planta dé a la sombra.

¿Y el siguiente paso?

Poner las plantas en un recipiente concreto, que esté cerrado herméticamente. Le añades el disolvente, como alcohol o aceite, que tiene la base portadora y dejas reposar la mezcla.

¿Cómo lo dejas reposar?

Yo considero que trato con productos muy vivos y deseo que lo que hay en la naturaleza se quede en el recipiente. Por eso hay que dejarlo reposar en lugares específicos. No puedes dejarlo directamente bajo la luz del sol, ni tampoco dejar el recipiente encerrado en un armario. Lo adecuado es ponerlo entre sol y sombra, tras un arbusto o un árbol, para que le llegue la luz del sol sin quemarlo. La idea es que cada recipiente con la maceración esté en contacto con la naturaleza. Es comparable a hacer un buen vino o un buen cava. Hay que valorar la cantidad de luz del sol y de la luna que recibe, para obtener un mejor resultado final.

¿Y pasado el momento de la maceración?

Llega el momento de la filtración, una vez la parte activa de la planta está en el disolvente. Una vez tenemos el disolvente puro puedes envasarlo o reforzarlo con aceites esenciales para darle más aroma o unas propiedades determinadas.

Con este proceso ¿pretendes conseguir esa conexión con la naturaleza de la que hablábamos al principio?

Ese es el objetivo, intentar retener al máximo la vibración de la planta dentro del recipiente. No solo en la maceración, sino en el producto acabado.

¿Esa conexión con la naturaleza es algo atávico, algo que pasa en todas las culturas?

Yo creo que sí. En épocas lejanas en cada tribu existía la persona encargada de la curación a través de las plantas. Al no conocer los recursos de los que disponemos actualmente, utilizaban las plantas de forma más instintiva, basados en conocimientos ancestrales. Actualmente pasa lo mismo. En tribus indígenas sin acceso a nuestros recursos estas prácticas siguen vigentes. En otros casos, esas prácticas se han perdido.

¿Tu trabajo intenta recuperar ese conocimiento ancestral?

Creo que sí. Es un conocimiento que no es bueno que se pierda, porque todos los conocimientos son complementarios y no excluyentes. Además, ese conocimiento puede aportar bienestar a nuestras sociedades sin efectos secundarios, de uso externo y de forma totalmente sensitiva. Funciona a partir de plantas naturales acompañadas de una energía de sanación o de una vibración incorporada.

Estos procesos no tienen efectos secundarios.

En absoluto, y son perfectamente compatibles con los medicamentos actuales.

¿Has encontrado otra gente que haga algo parecido a lo que haces?

No exactamente. Lo más parecido a ello serían las flores de Bach, que se trabaja con la vibración de la planta para tratar aspectos emocionales. Sería algo comparable, con la diferencia de que yo uso la parte de la planta concentrada mediante aceites esenciales, y trabajo con el uso externo, no interno, en lo referente a aromas.

¿Qué importancia tienen las recetas que haces?

Lo importante no es la receta en sí, sino cómo la elaboras. La receta te da tan solo los ingredientes que hay que mezclar, pero nunca te saldrán dos tinturas iguales. Depende del amor que le pongas, o la paciencia a la hora de buscar las mejores flores, el momento del día para ir a buscarlas, el tiempo de maceración. Lo importante es el proceso de elaboración. El resultado final puede ser más alquímico o más científico. También es importante el estado en que te encuentras cuando fabricas un producto. Si estás energético y positivo la mezcla será mucho mejor y tendrá mayor sutileza alquímica.                     

“Lo importante no es la receta en sí, sino cómo la elaboras”

¿Cuál es el siguiente paso?

Depende de la característica que busques. Una vez tienes separado el principio activo en un líquido, ese líquido se va purificando mediante columnas de filtración, separando los más polares de los menos polares. El objetivo final es encontrar un solo principio activo y puro. Una vez lo tienes lo estudias y lo identificas. Gracias a la ciencia se hace una resonancia magnética con la que se hace un cálculo de protones para identificar los diferentes principios activos.

¿Qué tipos de principios activos existen?

Hay muchos y se encuentran agrupados. Los flavonoides son calmantes, por ejemplo.

¿Y en el caso del romero?

Uno de sus principios activos es la rosmaricina, que es un estimulante. Por eso se le llama el gingseng del Mediterráneo. Es un tónico corporal que da vitalidad, activa la circulación de la sangre. El romero también es un fuerte antioxidante, por eso un aceite de romero difícilmente se te oxidará, aunque lo expongas al sol o a fuertes temperaturas, y sirve como anti-inflamatorio. Eso es porque entre sus principios activos se encuentran los bioflavonoides.

¿Y en época de nuestras abuelas, cuando no existían tantos avances científicos, qué uso se le daba?

El romero en sí se utilizaba para hacer infusiones y se tomaba para depurar, o para “limpiar la sangre”, como decían. Como uso externo ya era muy utilizado para los dolores, después de un largo día de trabajo en el campo, para que las piernas no se inflamaran y se activara la circulación. Era un uso que venía de la experiencia y por transmisión cultural heredada. El romero era una planta muy popular, porque estaba al alcance de todo el mundo y porque sus resultados eran muy buenos.

¿Es eso lo que intentas? ¿Mezclar análisis científico con herencia recibida?

Exacto, es una doble vertiente. Existen los conocimientos estudiados y los que heredas o aplicas por instinto. Es la parte aprendida y la parte intuitiva a la hora de mezclar las plantas. Este último es el aspecto más creativo. Es como un pintor frente a un cuadro ¿por qué escoge unos colores y no otros? Lo mismo sucede con las plantas. Puedes observar la naturaleza y ver qué plantas están juntas, y así analizar el por qué de esa relación. Esa observación intento trasladarla a un recipiente donde hago la maceración, obteniendo un resultado final.

 

Entrevista publicada en laeco.net.

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