Entrevista a Masaru Emoto

Intelectual, científico, curandero, artista… Todos estos adjetivos servirían para definir a este japonés de aspecto honorable que no para de dar vueltas al mundo con sus recetas de la nueva era. Y sin embargo, ninguno de esos epítetos lo acaban de definir del todo. ¿Su tema recurrente? El agua… Sí, sí, han leído bien: el agua. En forma de cristal helado u observándola a través de una energía invisible que él llama el HADO. Parece un recurso sencillo, y quizás lo sea, pero con él ha conseguido publicar diversos libros y dar conferencias en este occidente tan necesitado de espiritualidad. Créanme, la receta funciona. Le siguen un grupo numeroso de personas allá donde va, desde estudiantes de postgrado hasta empresarios.

¿El tema del agua da para tanto?
Cuando nacemos realizamos un ritual con agua, y cuando morimos también. A lo largo de nuestras vidas el agua influye en todo lo que hacemos y es un elemento imprescindible para sobrevivir. Los seres humanos estamos compuestos en un 70 por ciento de agua y eso influye tanto física como espiritualmente.

Habla de espiritualidad, de ahí quizás el llamamiento que hizo para el en pos de una oración mundial. ¿Qué cree que puede cambiar con eso?
Cuando cambia la calidad del agua cambia nuestra vida. El agua es el origen de nuestro corazón. Si el agua es más transparente, nuestra alma también es más transparente.

¿Y eso se consigue orando?
Sí, por supuesto.

¿Es esa una actitud muy japonesa o es una iniciativa personal suya?
Antes de la II Guerra Mundial existía cierta cultura del agua en Japón, pero con el fin de la guerra y la llegada de los americanos todo eso cambió. En el budismo y el sintoísmo existen ciertos ritos ceremoniales relacionados con la cultura del agua.

Su iniciativa, pues, tiene algo de recuperación cultural…
Sí, pero dándole un carácter más moderno.

¿Quizás hay que modernizar también la religión? Lo digo por sus referencias a la oración, al budismo o al sintoísmo.
Cuando hablo de modernizar me refiero a crear un ritual más libre. En épocas pasadas, las ceremonias del agua tenían unos estados muy rígidos, con pasos muy concretos y muy ordenados. Mi propuesta es establecer una relación más fluida entre el ser humano y el agua, sin tantas ataduras.

¿Una propuesta más actual, más urbana?
Podríamos decirlo así.

¿Tal vez porque la sociedad actual, urbana en su mayoría, ha perdido contacto con la naturaleza?
Por supuesto. Y también ha provocado que la mayoría acceda a un agua masiva, repleta de impurezas. La oración sirve para purificarla y también para que adquiera un carácter curativo.

¿Curativo?
Sí, curativo. El agua puede curar.

¿De qué modo?
Desde un punto de vista creativo, el agua puede ayudar a superar nuestros males. De hecho, mi intención es encontrar un método científico que lo demuestre, aunque todavía no lo haya encontrado.

¿Por qué razón?
Todavía no dispongo de suficientes datos. De todos modos, el análisis de los cristales de agua está planteado desde un punto de vista creativo. El cristal nos define el estado del agua dependiendo de su belleza, su simetría o su composición formal.

Vaya…¿Y también define si un agua es más o menos curativa?
En cierto sentido sí. Sin embargo, el análisis de los cristales de agua es la parte final de un estudio.

Explique, explique…
Realizamos numerosas pruebas con agua de todo el mundo. La congelamos y después observamos en el microscopio la formación de sus cristales.

¿Y a qué conclusión llega, si es que llega a alguna?
Que la calidad del agua se refleja en los cristales que forma.

¿A qué se refiere?
A su pureza, pero también refleja las influencias que ha recibido. Una misma muestra de agua puede dar resultados radicalmente opuestos dependiendo de la influencia a la que la hayamos sometido.

¿Por ejemplo?
Si a una muestra de agua la sometemos a una influencia de amor, a través de una oración por ejemplo, cambia su status. Su cristal es más bello. También podemos ver la influencia de la contaminación o de los malos pensamientos en esos cristales.

¿Realmente cambian los cristales?
Se lo puedo asegurar. Además ese cambio demuestra la existencia del "Hado", que es el origen de mis estudios.

¿Perdón?
El "Hado", las ondulaciones del agua.

Si me lo puede explicar…
El agua tiene diversas ondulaciones, dependiendo de la influencia a la que se la someta. Esa influencia puede realizarse a través de la música, del color o de las palabras.

¿Y esa influencia cambia el carácter del agua, por así decirlo?
Exacto. La convierte en más o menos curativa.

¿De verdad?
Sí, y le pondré un ejemplo. En ocasiones, a gente enferma que no podía pasar por mi consulta le pedía que escogieran una música, o que escribieran una palabra de su agrado en un papel. Luego sometía el agua a esa influencia y se la enviaba en un tarro para que se la bebieran.

¿Y qué sucedía?
La salud de esas personas mejoraba considerablemente, lo que demuestra el poder curativo del agua y la existencia del "Hado".

Perdone mi reiteración, pero no acabo de comprender qué es el "Hado".
Tiene relación con antiguas tradiciones chinas. Es una energía invisible que el agua desprende y que existe realmente. La demostración de ella se traduce en la forma de los cristales de agua.

¿Cuánto tiempo lleva realizando esos estudios?
El análisis del "hado" me llevó siete años, más cuatro años más centrándome en el estudio de los cristales de agua.

¿Sería muy indiscreto preguntarle cómo lo financia, todo eso? Lo digo porque los laboratorios, la maquinaria y la distribución indican una fuerte inversión.
Nadie me ha ayudado. Todo sale de mi propia compañía. Incluso la publicación de mis libros, que han dado a conocer mis estudios fuera de Japón.

¿Qué tiene de especial el 25 de julio?
Era un día sagrado para el calendario maya. Éste tenía trece meses, y un día de ese año era especial. Ese día era el día 25 de julio, según nuestro calendario, y no se trabajaba ni se hacía nada. El hecho de que escojamos el día 25 obedece a ese simbolismo.

Entrevista publicada en laeco.net