El avance tecnológico ha permitido crear implantes médicos que salvan miles de vidas, pero al mismo tiempo ha permitido que aumenten los riesgos.
Investigadores de seguridad han demostrado que es posible alterar el correcto funcionamiento de algunos implantes, lo que podría tener graves consecuencias para las víctimas.
Según las investigaciones, los implantes con posibilidades de conexión inalámbrica son los más susceptibles a ser "hackeados".
Aunque la aplicación de la tecnología al campo médico ha generado estos importantes beneficios, lo cierto es que todavía su aplicación no es perfecta.
El principal problema es garantizar la seguridad de esta tecnología médica, no desde el punto de vista de su funcionamiento, sino pensando en que agentes externos puedan alterar su correcto funcionamiento.
Investigadores de la empresa de seguridad informática McAfee han demostrado que la protección de la tecnología médica no es perfecta, lo que supone un riesgo elevado porque afecta de forma directa a la vida de las personas.
Los investigadores buscaron comprobar si podrían alterar el correcto funcionamiento de un implante de última generación para determinar su grado de protección.