Berlín.- La próxima vez que usted vaya de compras, quizás termine comprando una camisa fabricada con base en un material inusual: leche podrida.
Ese es por lo menos el objetivo de la diseñadora y microbióloga alemana, Anke Domaske, quien afirma que puede transformar la leche podrida en una fibra similar a la seda.
Domaske, quien vive en Hanóver y tiene una pequeña planta de producción en Bremen, dice que la fibra es natural, fácil de producir, ecológica y tiene propiedades antialérgicas.
Dice que al utilizar leche podrida, usa un producto que de otro modo sería desechado. Y agrega que el proceso es rápido y tiene un consumo bajo de agua, si se compara con la producción de otros textiles.
Después de unos dos años de ensayo y error, Domaske logró en el invierno europeo de 2010 su primera vestimenta que cuenta con un porcentaje de fibra de leche. Desde entonces se ha dedicado a perfeccionar el textil y a ofrecerlo a diferentes industrias -desde la automotriz hasta la médica- para que lo prueben antes de comercializarlo.
Sin embargo, algunos científicos argumentan que la fibra no es tan duradera como otras y que la producción láctea convencional tiene de por sí un impacto negativo sobre el medio ambiente.