Jueves 25 de abril 2024 | Contáctenos
Fernando Rospigliosi, sociólogo, periodista y político peruano, es también uno de los analistas políticos más agudos e influyentes de ese país. Durante el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006) fue designado ministro del Interior y en el último tiempo se ha desempeñado, entre otros cargos, como columnista del diario limeño La República. En conversación con el diario La Tercera, Rospigliosi desglosa el primer año de gobierno de Ollanta Humala -que se cumple el próximo sábado- y sostiene que los ex militares que rodean al presidente peruano han sido nefastos para su gestión.
¿Cuál es el análisis que, en términos generales, hace del primer año de gobierno de Ollanta Humala?
Lo más sorprendente ha sido el viraje completo de Humala desde una posición extremista de izquierda, hacia una posición muy de derecha. No ha habido un pequeño deslizamiento (ideológico), sino un cambio completo. Creo que eso es lo más significativo.
¿Por qué Humala decide girar a la derecha?
No lo sé, es muy difícil decirlo. Seguramente, se da cuenta de que para él es mejor continuar con el crecimiento económico de los últimos 15 años a intentar una aventura que no se sabe adónde lo llevaría. Seguro ha influido también la decadencia de Hugo Chávez, que hasta hace algunos años tenía gran liderazgo en Sudamérica y tenía mucho dinero, con posibilidades de influir, pero ahora eso ha cambiado radicalmente. Esos son los temas que han influido seguramente.
Por lo visto, el Presidente está siguiendo la misma línea que su antecesor, Alan García.
En términos económicos, es la continuidad de Fujimori, Toledo y García. La misma política que viene desde los 90. Eso es lo que está haciendo Humala.
¿Cuál fue el punto de quiebre para Humala? ¿En qué momento decide abandonar sus posturas de campaña?
Rompe antes de tomar el mando (julio de 2011), cuando nombra como ministro de Economía a Luis Miguel Castilla, que había sido viceministro de Alan García, y cuando respalda al titular del Banco Central, Julio Velarde, que es gente que sigue una política de libre mercado y ortodoxa. El otro hito ocurre en diciembre del año pasado, cuando saca a los izquierdistas del gabinete. Salomón Lerner (primer ministro hasta ese momento) no era un izquierdista, sino un hombre de centro, pero era la sombrilla bajo la cual se guarecían los izquierdistas que estaban en varios ministerios. Ahí el cambio es definitivo en relación a lo que él había propuesto en años anteriores.
Humala asumió con más de un 60% de respaldo y ahora su aprobación se sitúa en torno a un 45%. ¿Esto se debe principalmente a ese giro?
Sin duda. El giro ha influido mucho, porque la gente que votó por él creía que iba a haber un giro a la izquierda y ha ocurrido todo lo contrario. Esa gente ahora está indignada y eso ha sido un incentivo a la violencia de los conflictos sociales.
¿Se espera que el mandatario profundice su giro a la derecha o podría abrirse al centro?
Es difícil intentar recomponer una alianza con la izquierda o girar más hacia el centro; eso es muy difícil. Lo que sí puede hacer es abrirse a gente más capaz y más independiente, porque en el gobierno hay gente muy incompetente. El problema es que Humala no confía en los políticos, sólo en los militares. Está rodeado de militares, pero son incompetentes, incluso en la lucha antiterrorista contra Sendero Luminoso.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta Humala en 2013?
Hay una enorme incapacidad para manejar el buque. Hay temas pendientes, como la demanda por seguridad ciudadana y el manejo de los conflictos sociales es muy deficiente y hay cada vez más muertos y heridos. En general, fuera de la economía, las cosas van mal. El problema grande es que la economía se está desacelerando por la crisis internacional y las cifras comienzan a alarmar a alguna gente. Si sumamos eso a la ineptitud que ha habido con el manejo político, las cosas se pueden poner complicadas.
¿Qué podría esperarse de un posible nuevo gabinete de Humala?
Es una incógnita completa. Hay versiones contradictorias. Los cambios que ha hecho hasta ahora han sido peor. Ha puesto gente más mala de la que estaba antes.
¿Qué impacto en el electorado han tenido los permanentes escándalos de su familia, como la situación de Antauro y las críticas del padre del mandatario respecto de la gestión de su hijo?
Eso lo ha afectado. No es un tema decisivo ni trascendente, pero sí lo ha afectado. Además, es un tema que es recurrente. En todo caso, tras su decisión radical de enviar a su hermano al penal de la base del Callao, la cosa cambió sustantivamente. Ollanta Humala ha tomado distancia de su familia y la opinión pública ve eso como algo positivo, aunque, por supuesto, hay radicales que lo ven como un traidor.
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