En un hecho que ha consternado a la población mundial, un oficial de policía disparó a un perro y le quitó la vida en el barrio East Village de Nueva York, Estados Unidos.
Sin embargo, el agente del orden no previó que el perro se sintió atacado e intentaba defender a su dueño que había sufrido convulsiones y estaba tirado en el piso.
El animal no murió en el acto, sino que quedó gritando unos segundos hasta perder la vida. La gente conmocionada, le recriminaba al oficial por su lamentable acción.