Insólito. Un empresario ruso de 30 años no tuvo mejor idea que armar un escenario aterrador para saber si su novia lo quería.
Y es que el empresario, fingió su propia muerte para saber si su novia lo quería mucho a él.
Irina acudió a la cita en el horario previsto para almorzar con su novio, pero al llegar se llevó una gran sorpresa al descubrirlo ensangrentado, tirado en el piso tras sufrir un aparente accidente automovilístico.
La muchacha al enterarse que su novia había muerto en el supuesto accidente, se tiro a llorar al piso y segundos después su novio se levanta y le pide matrimonio sacando un aniño de compromiso que tenía en su bolsillo.
"Cuando llegué había coches destrozados, las ambulancias, el humo y los cuerpos", explicó la joven. "Entonces vi a Alexey cubierto de sangre, tirado en el asfalto, y un paramédico me dijo que estaba muerto. Entonces me eché a llorar".