¿Y si la guerra no fuese sucia?

Voceros de la oposición y miembros de la Alianza de Articulistas Antichavistas (la venerable Triple A) han acusado al Gobierno de incurrir en la guerra sucia por haber difundido un video en el que el diputado Juan Carlos Caldera, un funcionario público electo por votación popular, recibe fajos de billetes de manos de un empresario para "terminar una tarea" (por cierto, qué detalle tan cinematográfico, solo faltó poner una voz tipo Marlon Brando en El Padrino).

Cabe preguntarse: ¿para no caer en la guerra sucia, qué debió hacer el Gobierno con el video? ¿Guardarlo en una bóveda secreta? ¿Mandárselo a Vicente Díaz para que lo custodiase neutralmente? ¿Llamar al diputado y obligarlo a arrodillarse cuatro horas en un piso de grava, como hacían los directores de algunos colegios católicos antes de que la Lopna acabara con su concepto de la disciplina escolar? ¿Darle en las manos con una palmeta y decirle: "eso no se hace, muchachito malo"?

La denuncia de suciedad me hizo recordar cuando el Partido Comunista se salió del gobierno de Rafael Caldera. Había mayoría en el Comité Central para dar ese paso, pero el secretario general, Trino Meleán, era partidario de mantenerse en la coalición y como estaba muy enfermo (de hecho, estaba muriéndose), la reunión se convocaba y se aplazaba. Luego de varios intentos, la mayoría rebelde decidió hacer una reunión extraordinaria del Comité Central en la casa de Meleán en el estado Portuguesa, y allí, formando un semicírculo de camaradas junto al lecho donde agonizaba, le propinaron a Meleán su última derrota política. Cuando un joven cuadro del PCV contó en mi presencia este episodio de realpolitik macabra, saqué mi libreta de reportero y comencé a anotar. El dirigente, estupefacto, me preguntó si acaso pensaba cometer la barbaridad de publicar "eso". Cuando le dije que sí, que era toda una noticia, me soltó, con cara indignada: "Eso sería algo muy sucio de tu parte". Le contesté que tal vez lo fuera, pero que escribir la historia nunca lograría ser tan sucio como haberla protagonizado.

Exactamente igual ha pasado con este triste capítulo de Juan Carlos "Doctor Martillo" Caldera. Los dirigentes opositores y los miembros de la Triple A han dicho a coro que difundir sus actividades como recaudador de impuestos anticipados y reembolsables ("sí ganamos, claro") es algo sucio. Pero, ¿qué me dicen de realizar tales actividades?

Y esos mismos dirigentes que lo expulsaron primero y averiguaron después, han saltado luego a denunciar que Caldera es víctima de un rrrégimen que vulnera la justicia e irrespeta el debido proceso. En la sesión del martes en la Asamblea Nacional hasta lo aplaudieron y amapucharon. ¿Quién dijo asco? (El Universal)