Desde la primera edición de Mistura, ya hace cinco años, hemos podido asistir a una singular evolución del evento gastronómico más importante del Perú, (y de toda Latinoamérica), que sin duda alguna refleja lo que está sucediendo en el país, ya como sociedad y economía.
Las más de 500 mil personas que asistieron a la última edición de Mistura (entre ellos muchos turistas extranjeros) pudieron comprobar que el espíritu que forjó a los promotores de esta feria se ha consolidado, logrando congregar a visitantes y participantes (en su mayoría microempresas del sector gastronómico y pequeños productores) que con su variada oferta le han “tomado el pulso” al mercado, validando la información de que este sector goza de buena salud y permitiendo desarrollar, para el futuro, un sector económico, que representa mejor que ningún otro el espíritu emprendedor que caracteriza a los peruanos.
Sin duda alguna, más allá de los detalles de la organización de este evento y de la polémica que la precedió, Mistura, como fenómeno social y económico, es la expresión de un país que crece con el esfuerzo emprendedor de muchos peruanos, como lo ha podido reflejar la zona del “gran mercado”, que han comercializado más de 500 toneladas de productos, en estos diez días de feria, y las cientos de miles de raciones vendidas por los puestos de las “cocinas rústicas” sin duda alguna lo más representativo de esta feria.
Para los próximos años asistiremos a la consolidación a nivel mundial de esta feria, pero no sólo por sus récords de asistencia, que seguirá aumentando de visitantes locales y extranjeros, sino sobre todo, por un fenómeno social y económico que se sustenta en la capacidad de los microempresarios (en este caso particular del sector servicios) para movilizar a toda una sociedad en torno a un elemento muy importante que necesita la economía para crecer, una identidad nacional por lo que sabemos hacer bien: nuestra gastronomía (Escrito por Jorge Palao para el diario La República).
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